El fantasma de una moción de censura se pasea por los despachos del ayuntamiento. El concejal Bermejo lleva tiempo amagando, insinuando o amenazando con apoyar una moción de censura contra el alcalde Jaime Ramos. Desde luego motivos hay sobrados: falta de perspectivas laborales, despilfarro, ineficacia absoluta, población en huida y una larga lista que justificaría sin duda una moción de censura. Sin embargo el detonante que hace al concejal Bermejo decir que apoyaría un cambio de gobierno es que el actual alcalde se encuentra investigado (antes imputado) en el llamado caso del golf de Palomarejos.
Hay conversaciones entre los distintos partidos de la oposición y parece que hay sintonía con el PSOE pero no tanto con Ganemos y, siendo así, se antoja complicada la moción. Más complicado aún sería gestionar un gobierno eficaz con grupos tan heterogéneos y con tantos intereses diferenciados. Pero no es imposible. La responsabilidad de todos obliga a que se tome en serio la posibilidad de dar un giro a la acción del gobierno local. Si en algo coincide la inmensa mayoría de la población es que no podemos seguir así. No podemos seguir sin hacer nada antes las cifran horribles del paro, con una sangría constante de población que escenifica la falta de fe y expectativas de la gente, con gastos estúpidos en obras como las de la playa o desastrosas como las del Urban en el Salvador, la Corredera, San Andrés etc. Por si fuera poco, la ineficacia, la imputación del alcalde en un caso jurídico que a todas luces quedará archivado no es nada en comparación con las posibles imputaciones que pueden caerle encima por su gestión en la pasada legislatura como vicepresidente de la Diputación. No hay día sin escándalo procedente de su gobierno provincial y ya van unos cuantos. Pero la decisión de Ciudadanos no depende de sus dirigentes locales, ni siquiera de los provinciales. Según publica un importante diario nacional, la moción ha sido parada por los dirigentes nacionales del partido ante las perspectivas de un pacto entre Ciudadanos y el PP en el ámbito nacional. Se repite la historia: el interés de Talavera, de los talaveranos es siempre secundario frente a los intereses de los partidos.
Lo de Ganemos es otra historia: ¿Cómo ponerse de acuerdo con quien están en desacuerdo consigo mismo?