OPINIÓN

Las dos Españas posibles

La orilla derecha

Escribo este artículo el domingo 26 de junio por la mañana, justo recién abiertas las mesas electorales en las que millones de españoles ejercerán su derecho al voto para elegir unas Cortes Generales.....

Rafael de la Cruz | Jueves 30 de junio de 2016

Escribo este artículo el domingo 26 de junio por la mañana, justo recien abiertas las mesas electorales en las que millones de españoles ejerceran su derecho al voto para elegir unas Cortes Generales, que a su vez nombren al presidente del gobierno. Escribo el domingo, pero estas líneas no verán la luz hasta el próximo martes, cuando se conocerán de sobra los resultados de los comicios. Las últimas encuestas, inclusive las que se efectúan en la vecina andorra cuando aquí ya están prohibidas, vaticinan una victoria del Partido Popular, que a pesar de haber tenido la responsabilidad de adoptar medidas muy duras para conseguir salir de la crisis económica y de estar salpicado (aunque no en exclusiva) de casos de corrupción, continua manteniendo una notable diferencia con la fuerza política situada en segunda posición, que es precisamente dónde se prevé un cambio de trascendencia.


Este cambio no es otro que el apartamiento del PSOE hasta el tercer puesto en los resultados y el aupamiento al segundo de6 un conglomerado de partidos, que disfrazandose ahora de moderación, no son en realidad sino una amalgama de opciones que van, desde el más rancio comunismo del PCE, pasando por "okupas" anticapitalistas, hasta llegar al pupulismo bolivariano. Desde mi punto de vista, el llamado "sorpasso", de producirse como adelantan las encuestas, tiene dos causas principales. Por un lado, la actitud inconsiste de un Partido Socialista cuyo lider ha buscado unicamente su supervivencia pese a lo que pese, y por otro, el apoyo inconficional de algunos medios de comunicación que han convertido a Podemos y a toda la órbita de la izquierda radical que le rodean, en auténticos mesias que redimiran a España de sus males y han obviado las muchísimas sombras que oscurecen a Pablo Iglesias y sus conmilitones.


Deseo realmente que el sorpasso ocurra, porque aún confio en esos socialistas que no elevaran con su voto a la presidencia del gobierno español a un movimiento como Podemos y sus socios, que con su arcaicas propuestas, su cercanía al totalitarismo y su sectaria visión del mundo, convertirían a una nación comparable con cualquier democracia occidental en un remedo de los populismos tercermundistas, de pueblos carentes de libertad y prosperidad, a los que ellos han colaborado a triunfar y con los que se vinculan estrechamente. Esperemos que impere la cordura y que España continúe en el lugar que nos corresponde, en el mundo de la democracia representativa, de la economía de mercado y las libertades individuales, y no en el de las elecciones amañadas, el encarcelamiento de los opositores y las miseria del pueblo.


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