Han oído hablar del DNI electrónico? Pues es nuestro DNI habitual pero puede servir, además de las operaciones propias, para firmar documentos y enviar por correo electrónico, validar documentos oficiales en internet etc.
Pues yo, como persona moderna que me tengo, lo vengo utilizando desde que fui capaz de ponerlo en marcha. El otro día, desgraciadamente, lo bloqueé, ya saben que algunos somos inmigrantes de las nuevas tecnologías y por muy modernos que nos preciemos de ser, seguimos siendo antiguos y me tocó desplazarme a la comisaría de policía para desbloquearlo. Esto supone que llegas y en una de las maquinitas que hay para tal menester introduces tu DNI le cambias las claves y vuelve a funcionar. Huelga decir que la cosa está muy mal, pero hay veces, cuando tienes una necesidad concreta, que resulta estar todavía ¡peor! En la comisaría de policía hay dos máquinas para actualizar el DNIe, pues bien una de ellas estropeada, la funcionaria muy amable, me explicó que después de atender a una persona, intentaría ayudarme a solucionar mi problema. Tardó bastante hasta que terminó de hacerlo y cuando empezó a atenderme me asombré de lo que tardan sus ordenadores en procesar la información, la pobre, a modo de comentario se disculpa explicando que hace tiempo les expresaron que iban a cambiar todos los equipos, pero que desgraciadamente, no terminan de llegar. Que el programa va muy lento y en fin….más de lo mismo. Cuando llego a casa se lo explico a mi marido y lo primero que me suelta ¡pero para papeletas para las nuevas elecciones si habrá dinero! Y para cambiar ordenadores por otros más modernos no. Ya no solo en la comisaría de policía, que se suponen deberían estar a la última en lo que a TICs se refiere, en los juzgados, en los colegios, en la agencia tributaría. A veces pensamos que los funcionarios son bordes y es cierto que los hay, pero otros muchos ven que su trabajo no se valora, que si el gobierno tiene que recortar, los que están más a mano son ellos y muchos están achicharrados.
Es la queja cansina que no se cae de nuestra boca, al menos de la mía. Gastan, gastan y gastan y nosotros pagamos, pagamos y pagamos…y seguiremos pagando por los siglos de los siglos, amén.