El 23 de abril celebramos el día del libro, por la coincidencia del fallecimiento de dos grandes de las letras, y ahora más que nunca es su necesidad, ya que últimamente, estamos perdiendo el hábito, y sobre todo, la capacidad.
Como siempre en este espacio dedicado a padres y madres, no queríamos dejar de lado la importancia de la lectura, en la educación de una persona, y la importancia en toda su vida, no solo en la de la escolarización, con lo que, una familia que lee, es una familia que crece, es una familia que puede obtener mayores destrezas en la solución de sus conflictos.
Sin irnos muy lejos del argumento centrar, han sido muchas veces las que he cuestionado que leer no culturiza, ya que para que alguien, leyendo llegue a culto, debe interiorizar, pensar, meditar y archivar a su conocimiento lo leído. Leer por leer no, leer sabiendo leer sí. A lo que me cojo la idea de Nietzsche, el cual nos decía que había que leer como las vacas rumian, sin prisa, cogiendo todo detalle, entendiendo que quería el autor transmitir con su escritura, cogiendo la esencia de todo, e intentar recrear lo que el mismo autor pensó que debiera recrear.
Es muy importante leer, cuestionarnos lo que leemos, interpretar lo que leemos, e incorporarlo a nuestro saber.
Leer es la base del conocimiento, leer es la base de la inteligencia, leer es la base de la imaginación, leer es base del crecimiento personal e intelectual de una persona, y va en contra de aquello que nos dan imaginado ya, como puede ser el video, la televisión, y la imagen.
Pero, como bien digo, para leer necesitamos despejarnos de nuestro día a día, necesitamos abstraernos de las prisas, del capitalismo del aquí y ahora, y eso es un gran esfuerzo muchas veces para los padres y madres, que no caen en la importancia para la educación de sus hijos e hijas. El ejemplo de ver a tus padres leer, hace que desde pequeños se disfrute, y para poder leer, nosotros como padres y madres, debemos motivarles, dar la importancia tan importante, y dedicar el tiempo necesario.
Un cuento cada noche, o tres a la semana, ir a la biblioteca a coger libros, leérselos, acompañarles en el aprendizaje de la lectura como algo importante, libros adecuados a su edad, a su destreza, desde muy pequeños, fomentará en el menor el interés por la lectura, por el conocimiento, por su propio crecimiento.
Y para terminar, exponer que cada mundo de cada persona, es tan extenso como su capacidad de poder comunicarlo, a mayor numero de palabras, a mayor numero de expresividad, mayor riqueza en su mundo, en su comprensión, en su visualización de ese mundo. Ayudemos a nuestros hijos e hijas a que los límites se los marquen ellos.
Gabriel Ángel Cano
Trabajador Social y Terapeuta Social y Familiar