La lluvia suavizó las temperaturas el fin de semana

Las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) apuntaban a que el fin de semana se rebasarían los 40 grados en los termómetros en una semana en la que las máximas se han mantenido por encima de los 35. Sin embargo, una tormenta acompañada de abundantes precipitaciones el pasado viernes permitió que se viviera una jornada más suave. Mientras que para esa jornada la AEMET había estimado una máxima de 39 grados, el mercurio no paso de los 32, aunque la humedad llegó a superar el 70%, lo que hacía superior la sensación térmica. Gracias a esas lluvias la temperatura no superó en el fin de semana esa barrera de los cuarenta, quedándose en 33 el sábado y 37 el domingo, siendo las mínimas de 18 y 19, respectivamente.

El sol ha imperado en el cielo durante toda la semana, aunque tras la jornada de tormenta el cielo estuvo ligeramente nublado en algunos tramos del día. Las probabilidades de lluvia han vuelto a bajar hasta el 0%, mientras que la humedad está en torno al 35/45%. El viento tampoco ha mostrado ningún dato a destacar, con una velocidad media de 10 kilómetros por hora. El índice de la radiación ultraviolenta se mantuvo en el nivel 9, así como el riesgo por las temperaturas sólo se vivió en la jornada del jueves cuando se preveía que la temperatura alcanzaría los 38 grados.

PREVISIONES. Según publica la web de la AEMET en sus previsiones para esta semana el miércoles podría ser el día más caluroso con 39 grados de máxima, mientras que martes y jueves marcarían un grado menos. Los temómetros bajan considerablemente en los días siguientes hasta el sábado quedándose en 35. Las mínimas se situarán entre los 17 y los 20 grados.

Los cielos estarán totalmente despejados, aunque a partir del viernes podrían aparacer ligeramente nubosos y con una posibilidad de lluvia del 15%. La humedad variará según las horas diarias, aunque rara vez superará el 50%, según indica la Agencia Estatal de Meteorología. Este mes de agosto ya se han vividos varias jornadas de lluvia, acompañadas de breves tormentas, una variabilidad de temporal que popularmente marca las ‘cabañuelas de agosto’: un calendario que nos adelanta el tiempo del año siguiente.