OPINIÓN

Los amos

Felipe Medina

Redacción La Voz del Tajo | Miércoles 23 de abril de 2014
Se acercan las elecciones y conviene ir reflexionando sobre lo que podemos hacer ante las urnas.

Veamos, en una auténtica democracia, votar tiene sentido, pero no lo tiene en España, donde el pueblo sólo elige a sus amos. En esas condiciones, con el voto, únicamente afianzamos nuestra condición de esclavos sometidos.

Me da igual, Zapatero y su corte de esbirros, cobardes y analfabetos: Bibianas, Leires, Pepiños, Bonos… que los Rajoy y su legión de vasallos, sedientos de poner, ansiosos de ocupar los sillones azules del congreso y de dar las vueltas de tuerca que sean necesarias a la ya precariedad social predominante. Al fin y al cabo, son todos, una jauría de podencos sarnosos.

Sin tanto ladrón y sinvergüenza en la cúspide de la política y la administración; sin tanto desaprensivo, baboso, chorizo e iletrado, probablemente, España sería una balsa de aceite donde todos, tendríamos trabajo, pagaríamos menos impuestos y seríamos más felices.

El sistema español es tan desproporcionado, injusto y corrupto que cada vez que los ciudadanos acuden a las urnas, no eligen a sus representantes, sino a sus amos, a déspotas que carecen de controles democráticos, preparación intelectual y que disfrutan de una práctica impunidad que los convierte en dictadores. Cada cuatro años acudimos a las urnas para cometer un grave error y es, como ya digo, el de que un ser humano escoja a sus parásitos, a los amos que nos gobernarán sin recato, juicio ni garantías. La auténtica verdad es que cada cuatro años actuamos como auténticos borregos y nos convertimos en esclavos de gente que ni siquiera merece nuestro respeto.

La democracia española no cumple ni uno sólo de los requisitos básicos exigibles a un sistema democrático: no existe separación de poderes; la ley no es igual para todos; los políticos y sus partidos carecen de suficientes controles ciudadanos y legales; las elecciones, con listas cerradas y bloqueadas, no son en absoluto libres, ya que los que eligen, en realidad, no son los ciudadanos sino los políticos que hacen las listas a su albedrío, capricho y en pos de favoritismos y exclusivas conveniencias partidistas.

Ante estas circunstancias, votar equivale a elegir a los amos y a sostener un sistema injusto y corrupto que, ni remotamente merece llamarse democracia, sino dictadura de partidos y de políticos profesionales que nos ahogan.

El gran desafío para los españoles demócratas y decentes no es sustituir a un amo por otro, sino cambiar el sistema para que, en lugar de amos tengamos servidores públicos, representantes honestos y políticos bajo control de las leyes y de la ciudadanía.

Lo que hacemos ahora, no es votar, es entregar un cheque en blanco a los verdaderos verdugos del pueblo y responsables del sufrimiento de infinidad de familias y españoles decentes.