Carlos Granda
Redacción La Voz del Tajo | Miércoles 23 de abril de 2014
Históricamente se ha dicho siempre que Talavera es un cruce de caminos, un enclave que, por su situación y características, invita a ser lugar de paso y también de parada.
Pero, en pleno siglo XXI, la realidad es bien distinta y nuestra ciudad parece quedar más aislada e incomunicada conforme van corriendo los años. El hecho de no ostentar la vitola de capital provincial está siendo una losa demasiado pesada para una ciudad que, como bien es sabido, ocupa el segundo lugar en número de habitantes de la región y cuenta con un área de influencia muy amplia e importante. La llegada del AVE, ese tren del desarrollo que atraería a la zona turismo y mayores oportunidades de negocio, sigue siendo en Talavera un anhelo guardado en saco roto.
De puertas para adentro, las comunicaciones entre la nuestra ciudad y su extensa comarca también dejan mucho que desear. Urbanizaciones y pueblos de la zona insisten en la necesidad de conectarse mediante transporte con la Ciudad de la Cerámica en un proyecto necesario que, como casi por estas tierras, está parado. Esta iniciativa, de la que por ejemplo ya disfruta Toledo con un área de influencia bastante menor a la nuestra, es un proyecto que lleva más de una década guardada en un cajón a pesar de la imperiosa necesidad del mismo y que ahora parece se intenta retomar. En los últimos año hemos asistido a presentaciones de grandes proyectos con promesas biensonantes nunca acompañadas de hechos palpables y esperemos que el área metropolitana abandone pronto este grupo para convertirse en realidad.