Vado permanente
Nuestros nietos dirán que sus abuelos vivieron los primeros compases de la Tercera Guerra Mundial. Como si de repente, todos nos hubiéramos vuelto locos.
Víctor Borreguero | Viernes 01 de abril de 2016
Todo en medio del marasmo de los predicadores que no paran de elogiar a los bandidos y desearles toda la felicidad posible. Elevaban las manos al cielo diciendo: "¡Oh, Señor: ofrece tu misericordia a los calumniadores, a los rebeldes, a los corazones endurecidos, a los que se burlan de la gente de bien y a los idólatras!"
Cuando los parroquianos, votantes o como se les llame, explican que no es costumbre rezar así, ellos aclaran que les han torturado tanto y les han causado tanto daño que les “han guiado hacia el bien”.
A mi Vado Permanente de esta semana traigo la historia de aquel chacal que se cayó en un estanque de pintura, y que cuando se vio con todo el pelaje cubierto de pintura de todos los colores, se dijo: "¡Soy un pavo real, un elegido entre los animales!". Y adoptando unos aires llenos de pretensiones, fue a reunirse con los demás chacales.
Mientras la Tercera se expande por Europa como si mancha de aceite, en España la política está revolucionada y nadie es capaz de sacarnos del hoyo "treintaytrés"; treinta y tres es el número de palabras con las que comienza El Quijote:
“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor” (treintaytrés). “Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda” (treintaytrés) “El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellorí de lo más fino” (treintaytrés también).
Nuestro pasado lo tenemos de prestado, el hoy, ni sabemos por dónde cabalga, y del futuro, ni el enredador Rappel sabe con qué quedarse ni encuentra el treyntaitrés.
Noticias relacionadas