‘Reality bites’ (‘Bocados de realidad’) intentaba reflejar a la ‘generación X’ que medró durante los 90, entre el ‘grunge’ de Nirvana y las modas de entonces.
Así se denominó a los ahora treintañeros-cuarentañeros que estaban más perdidos que ‘el barco del arroz’ por aquel entonces. No digo nada de cómo estarán ahora muchos de ellos, envueltos, como los demás, en esta crisis incesante.
Llegamos a septiembre, el mes del despertar veraniego, y me da la impresión que nos vamos a encontrar no con ‘bocados de realidad’, sino con ‘bofetones de realidad’, porque la situación así va a actuar con nosotros. Nos ha salido un tumor de pesimismo a casi todo el planeta que viene reforzado por mensajes que en nada ayudan a cambiar de ánimo.
Recortar, meter la tijera, prevenir… Todo son precauciones hoy en día. Se ha roto la brújula de nuestros sueños y ahora la realidad nos abofetea día a día y a muchos los (nos) despierta con su desagradable presencia. Amaneceres baldíos, tristezas acumuladas, angustias constantes, aún con nuestra cabeza en la almohada.
Llega el noveno mes del año cargado de incógnitas. El país vuelve a latir, pero sus pulsaciones siguen siendo bajas. El tumor de la realidad nos sigue teniendo en sus manos, nos aniquila el espíritu y nos obstruye la salida del laberinto del desánimo. Es que hay momentos en que no sabemos si siquiera existe esa salida.
Nos gusta decir, cuando hablamos con alguien deprimido, que ‘siempre hay luz al final del túnel’, para consolarlo.
Pero es que, al menos de momento, no se ve.Ni de lejos.Y, mientras tanto, la realidad nos sigue castigando en cada uno de nuestros despertares con sus bofetadas.
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