Estamos deseando que pasen los días grises y llegue el buen tiempo, pero no a todo el mundo le sienta igual. El cambio de hora que se produce cada año en el mes de marzo es el principal causante de la astenia primaveral, pero no el único.
Nuestro cuerpo necesita un periodo de adaptación a los nuevos horarios y al aumento de horas de luz solar y mientras esto ocurre, nos podemos sentir cansados.
A la vez, no sólo nos afecta el aumento de intensidad lumínica, también, los cambios bruscos de temperatura y la variación de los niveles de humedad y presión atmosférica afectan a nuestro cerebro y estado de ánimo. Al fin y al cabo el ser humano está compuesto de hormonas circadianas, en su mayoría, condicionadas por la luz solar. Para explicar el porqué afecta a unas personas y no a otras hay que basarse en factores internos no esclarecidos aún, que hacen que se tenga una mayor predisposición a verse afectados por estas variaciones climáticas. Para que nos entendamos, podríamos equipararlo a los procesos alérgicos, frecuentes también, en esta época.
¿Cómo ocurre y por qué? La astenia primaveral tiene su origen en el cerebro, en concreto en el hipotálamo, una glándula localizada en el cerebro encargada de regular, entre otras cosas, la temperatura, la sed, el apetito, el sueño y la vigilia, y que segrega hormonas y neurotransmisores como las feniletilaminas, que son una especie de «anfetaminas» encargadas de provocar euforia; las beta-endorfinas, responsables del optimismo vital, y las serotoninas u hormonas de la felicidad.
Al producirse el cambio estacional (variaciones climáticas), y con él un aumento de la temperatura, de las horas de luz solar y el cambio de horario, se genera un control sobre la regulación hipotalámica que contribuye de forma muy significativa a un descenso de los niveles en sangre de todas las hormonas anteriormente citadas, lo cual produce una sensación de decaimiento físico e intelectual.
Como acabamos de decir el cansancio no es el único efecto que tiene en nosotros la llegada de la primavera, podemos sentir también fatiga muscular, malestar general, hipotensión arterial, dificultad de concentración, irritabilidad, falta de apetito, trastornos del sueño, dolor de cabeza, tristeza inexplicable, desmotivación hasta la disminución del deseo sexual.
La astenia primaveral no es una enfermedad, sino un síntoma que puede deberse a enfermedades orgánicas o psicológicas, pero también a otras causas como el estrés o el exceso de trabajo. En cualquier caso, esta sintomatología es siempre de carácter leve, pasajera y remite sin necesidad de tratamiento. El tiempo de duración oscila entre los 10 o 20 días, dependiendo de la persona, aunque en ningún caso debe ser superior a un mes. Si se produce una situación así, ya estaríamos hablando de un problema mayor o subyacente, entonces sí tendríamos que ir al médico para realizarnos un chequeo o al psicólogo, para descartar, por ejemplo, una anemia o un trastorno del estado del ánimo.
Desde Psique, te proponemos diez claves para que puedas reducir sus efectos y adaptarte mejor a las variaciones climáticas, si la estás sufriendo:
Patricia Recuero, Psicóloga. Gerente de Psique, Peritajes&Terapia Familiar Experta en Mindfulness.