Imagen lamentable, desgraciadamente, la que nos muestra cada día el comercio talaverano con decenas y decenas de locales y tiendas con los carteles de 'se alquila' o 'se vende' en sus escaparates o lo que queda de ellos. Y no será por el esfuerzo estoico que todavía siguen realizando los empresarios por mantenerlas abiertas, pero la debacle no cesa. La última víctima que se ha cobrado esta vorágine de cierres ha sido la histórica librería Herranz del Camino, aunque no hace tanto cayeron otras de las decanas, como Muebles de Talavera o Calzados Cortés; aun así, la enumeración es interminable.
Basta con pasear por las calles del comercio tradicional para darse cuenta de que algo no marcha bien, de que este mal se está volviendo crónico . Entre todos buscamos las causas, pero ni unos ni otros son los que, hasta la fecha, han dado con la fórmula para al menos frenar esta caída. Tras las obras en la Plaza del Reloj y la calle Corredera, y adyacentes, los comercios intentan mantenerse a flote y no seguir los pasos de los que tienen al lado.
En otras como Cerería o Mesones es más fácil contar los que están ocupados que los que están sumidos en el olvido, algo muy similar que en Sol, donde hay un par más que tienen colgado ya el letrero de 'liquidación por cierre'. En San Francisco y Trinidad es menor el número de locales desocupados, aunque también es cierto que hay muchos que se utilizan por espacios muy cortos de tiempo y se abren y cierran con bastante frecuencia.
Muy decaída también está la zona de Muñoz Urra, Avenida de Toledo, Banderas de Castilla, Joaquina Santander, Angel del Alcázar y aledañas. La que era la 'gran manzana' comercial también tiene más sombras que luces cada vez. El problema está ahí y será necesario sacarlo de raíz para ver resurgir el comercio como parte del tejido productivo de Talavera, que, en consecuencia, reportará muchas alegrías también al empleo y a una comarca fiel que no se aleja del todo y que todavía puede recuperarse.