Entre aquí y allí

He de expresarlo públicamente pese a quien a quién pese: me parece una barbaridad y un despilfarro ejecutar una obra como la llevada a cabo en la Plaza del Reloj y la Corredera del Cristo para volver a permitir que los vehiculos campen a sus anchas.

Para este viaje no hacían falta las alforjas del URBAN ni aguantar meses con las calles levantadas y cortadas.
Todo ese gasto y esfuerzo resulta inutil si se termina llenando el espacio reformado de coches aparcados y el recién estrenado pavimento se destroza esteticamente con las marcas azules que delimitan las plazas de estacionamiento.
Esa es mi opinión, como también lo es considerar que toda esta polémica no hace sino ocultar los verdaderos problemas de Talavera: el desempleo, la desindustrialización y la falta de expectativas de un futuro mejor. Problemas que se agravan día a día y para los que no existen soluciones en ninguno de los representantes políticos de nuestra ciudad, que solo se han preocupado, sea cual sea su adscripción, de garantizarse el sustento a través de la política.
Cansado estoy ya de clamar en el desierto ante tanta desidia, pero mas cansado aún de que todos, yo el primero, nos quejemos desde el púlpito de la barra del bar y no decidamos plantar cara al infortunio tomando las riendas de nuestros destinos asumiendo, o al menos intentándolo, la responsabilidad de gobernar nuestra ciudad en base a sus intereses y no a los de unos partidos que siempre han tomado a Talavera como a la meretriz que amén de serlo paga la cama.
El talaverano y el español disfrutan del los fuegos de artificios, de la pólvora, cuando la pólvora que se usa es del rey o al menos así se la venden. Pero cuando se da cuenta que el jolgorio lo paga de su bolsillo ya suele ser tarde y entonces se lamenta de no haberse limitado a realizar los experimentos con gaseosa, y seguro que en breve lamentablemente terminaremos muy arrepentidos de haber confundido nuestros votos con la dulce bebida carbonatada. Aquí y allí.