Españolito, tú sabes…

Sabes también que quien más y mejor enhebra grandilocuencias es un tal Pablo Iglesias y, no sé si por ello, las cabalgadas de Reyes que ahora comienzan tienen diferentes nombres: desfiles de carnaval, entroidos, carnestolendas, procesiones laicas… Son el ultimo suspiro para saber si Pedro Sánchez, el actual candidato a la presidencia del Gobierno de España, conseguirá pasar su reválida de fin de curso y de carrera.
Como el vivir y el morir llega siempre reburujado en significados inconexos, al decir estas cosas hablo sin saber bien lo que digo, y noto que, aunque ande sordo para los presagios y mudo para las profecías, el aire del año politico intenta cuchichearme al oído un sin fin de especulaciones como éstas: “Serán procesados quienes intenten encontrar una finalidad a este relato; serán desterrados quienes intenten sacar del mismo una enseñanza moral; serán fusilados quienes intenten descubrir en él una intriga novelesca” -son las palabras del frontispicio que puso Mark Twain a Las aventuras de Huckleberry, el compañero y amigo de Tom Sawyer.
En el repecho de cuando las levitaciones del expresidente Rodríguez Zapatero, Rajoy hablaba de la peligrosidad de un bobo solemne y todos miraban en la misma dirección.
Ahora, en el último repecho de la última cuesta, todos miran hacia Pedro Sánchez, un sociata que parece haber olvidado el talante zapateril con que solía disfrazar sus discordancias.
Tal vez por eso, necesita que le arropen los de Podemos para asustar a los españolitos y los de Ciudadanos para tratar de dulcificar las maniobras de acoso.
Como nadie sabe lo que nos traerá el final de la tarde, en este Vado Permanente deseo a mis lectores un feliz carnaval y un solemne entierro de las sardinas discrepantes.
Como en España tenemos un pasado viajando de incognito, tú ya sabes, españolito que vienes al mundo, que una de las dos Españas ha de helarte el corazón.