La orilla derecha
Hace un par de años Talavera se vió envuelta en la polémica provocada por la peatonalización de las calles Trinidad y San Francisco.
Rafael de la Cruz | Viernes 22 de enero de 2016
Hoy al igual que ayer un motivo idéntico hace que tanto en los medios de comunicación como entre los talaveranos de a pié una nueva peatonalización sea motivo de discusiones y debates. Se trata ahora de la Plaza del Reloj y de la Corredera del Cristo sobre las que versa el dilema: peatonalización o no.
Este periódico ha dado voz a los empresarios de la zona, que parece ser se oponen firmemente a que los vehiculos dejen de pasar por sus puertas, y por otro lado el Ayuntamiento y la Asociación de Comerciantes consideran viable y beneficiosa una peatonalización que sólo afecte a parte de los fines de semana. Sólo hace falta mirar a nuestro alrededor para comprobar como todos los centros históricos y comerciales de las ciudades,en mayor o menor medidad, acaban siendo peatonales, y también se comprueba facilmente que a medio plazo esa medida ha contribuido a mejorar la actividad económica y el bienestar de los vecinos y empresarios directamente afectados así como del resto de ciudadanos. No podemos dejar de tener en cuenta la sensibilidad de quienes durante varios meses, quizás no los mas oportunos, han sufrido las molestias de unas obras excesivemente largas y que ahora cuando parecía que llegaban a su fin se encuentran con que de repente se les plantea un cambio de vital importancia en su entorno. No entiendo como es ahora y no en el inicio de las reformas de esta zona de Talavera cuando el Ayuntamiento hace pública la tran traida peatonalización, aunque si considero que se trata de una medida, no solo necesaria sino imprescindible para garantizar la existencia de un casco antiguo y su entorno que tras un largo período de decadencia parececía que comenzaba a renacer. Todos los actores afectados deben poner sus posturas en común, sin nerviosismos ni posiciones encalladas desde un inicio.Debe prevalecer el sentido común y cualquier decisión que finalmente se adopte debe hacerse desde el respeto al interé general y con la atención necesaria a los intereses particulares. Si todo se lleva a cabo con mesura, espirítu de diálogo y profesionalidad estoy convencido que el casco histórico de Talavera de la Reina acabará siendo la zona comercial y de ocio que esta ciudad merece y no un conjunto de calles sin vida ni actividad.
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