Isabel Cardiel es la gerente actual de esta enseña del comercio talaverano, uno de los que más solera acumula, y que un año después de ponerse al mando echa el cierre por la caída de las ventas en los últimos meses. Un alquiler cada vez más inaccesible y unas obras en la Corredera muy perjudiciales han contribuido a este final.
Este viernes echa el cierre la librería Herranz del Camino, uno de los negocios con más solera de Talavera ubicado en pleno centro -en la calle Corredera del Cristo- junto a la capilla del Cristo de los Mercaderes, según trasladó a La Voz del Tajo su actual gerente, Isabel Cardiel, quien tomó el testigo de su hermano después de varios años al frente del comercio.
Hace justo un año, el 19 de enero de 2015, cuando esta joven talaverana se puso al frente de Herranz del Camino, un reto muy satisfactorio desde el principio, especialmente los primeros meses cuando la afluencia de clientes y de ventas era mucho mayor. Sin embargo, la llegada de las obras de remodelación de la Plaza del Reloj y la calle Corredera han afectado negativamente a esta librería decana de Talavera, momento en que “la cosa empezó a caer mucho; no le echo toda la culpa a la obra, pero fue cuando se notó el bajón más gordo”.
Respecto a la posible peatonalización de la calle y toda la polémica que la rodea en las últimas semanas esta comerciante lo tiene claro: “sin tráfico, la calle no ganaría nada”. De hecho, según ella misma reconoce, muchos de los clientes que ha perdido en los últimos meses han sido los que aparcaban “un minuto” en la misma puerta, cogían la prensa y salían.
Hasta el próximo viernes, Herranz del Camino tiene todo el material escolar en liquidación; después llegará el temido pero inevitable cierre definitivo a sabiendas de que “nadie tomará el relevo”, expresó refiriéndose a los altos alquileres en la zona y el declive de las ventas en los últimos tiempos.
Aunque es difícil saber el tiempo que ha estado abierto este negocio a la clientela talaverana y de la comarca, Isabel manifestó que muchos de sus clientes más mayores hablan de hasta más de cien años, según recuerdan. “La gente está muy triste, es un negocio de toda la vida y ya quedan pocos comercios de los de siempre”, lamentó. Este sentimiento lo están compartiendo muchos talaveranos a través de las redes sociales desde que ha trascendido la noticia, la mayoría de ellos en forma de recuerdos.
Pese a ello, está recibiendo las anécdotas e historias de clientes que ya iban a por el periódico para sus padres cuando costaba 5 o 10 pesetas, los que de niños coleccionaban álbumes o cómics o los habituales a un periódico, revista o título literario. Sea como sea, este negocio siempre ha destacado en una calle inminentemente comercial, por su típica fachada con las letras de forja envejecidas y el escaparate separado por la puerta de entrada. También típica es la verja tradicional que se corre al finalizar cada jornada, pero que sigue dejando ver la librería al paso de los viandantes.