La orilla derecha
Rafael de la Cruz | Miércoles 13 de enero de 2016
Resulta curioso observar como en las sociedades occidentales celebramos con efusividad lo que no es sino un convencionalismo nacido a finales del siglo XVI por orden del Papa Gregorio XII. Eso y no otra cosa es nuestro calendario y por tanto, los meses que lo componen con su final e inicio de año.
Cada 31 de diciembre, al son de las campanadas de un reloj, realizamos un ejercicio de buena voluntad elaborando una lista de propósitos a cumplir a lo largo de los 365 días que restan hasta las próximas doce uvas. Así, año tras año, a pesar de que todas y cada una de las veces esa lista es incumplida en su inmensa totalidad.
La capacidad de autoengaño del ser humano es casi casi ilimitada y por ello nos dedicamos a crear hitos o acontecimientos que sirvan de referencia y doten a nuestras propuestas de cambio de algo de credibilidad o al menos, como animal gregario que somos, aúnen al mayor numero de personas en ese ejercicio tan fracasado del propósito de enmienda anual.
El que parece que no se ha propuesto enmendarse es Pedro Sánchez, del que al igual que Plutarco hizo con Alejandro y Cesar, podemos relatar que lleva una vida paralela a la del catalán Artur Mas. Ambos someten a sus respectivos partidos políticos a los peores resultados conocidos. A ambos, su afan desmedido de alcanzar el poder como única forma de sobrevivir a sus fracasos, les lleva a entregarse a pactos sin reparar en cesiones vergonzantes ni en abrazar idearios extremistas. Y ambos también, acabaran haciendo desaparecer su partido y sumirán, de tener éxito en sus deseos, a Cataluña y España en el retroceso y la crisis.
Confiemos que alguien tanto en el entorno del presidente en funciones de la Generalitat como en el seno del Partido Socialista ponga el juicio necesario dónde no lo hay. Que en el seno de ambas instituciones sí existan personas que en la pasada nochevieja, ademas de no atragantarse con las uvas, pidiesen a este año recién comenzado que sus lideres recompongan lo que peligra con su desmedido e irresponsable afán de poder: la unidad de una de las naciones mas antiguas, España.
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