Desde la acera de enfrente
Rubén López | Miércoles 13 de enero de 2016
Este jueves, esta misma nochebuena, Alan, un adolescente de 17 años decidió quitarse la vida en Barcelona. La causa, el acoso escolar que llevaba sufriendo cada día, le superó.
Ya no pudo resistir más. Alan había nacido en un cuerpo que no le correspondía. Era un chico transexual y estas navidades iban a ser las primeras que iba a disfrutar con su DNI acorde a su identidad de género. Pero las bromas, los insultos, las miradas, el acoso, los silencios y también, sí: la impunidad, acabaron con su vida.
Lesbianas, gais, transexuales y bisexuales(LGTB) vivimos en un mundo donde somos diferentes desde el primer día, ya sea por nuestra orientación sexual o la identidad de género. El colegio y el instituto son lugares que muchas veces son un infierno para quien no cumple la norma establecida de la “cisheteronormatividad”. La “pluma” muchas veces es sentida casi como una maldición, como la pista o marca para poder acosarnos. Muchos creen que la igualdad consistía simplemente en eliminar el delito de “escándalo público” y que se nos permitiera casarnos a las parejas del mismo sexo, pero lo cierto es que la igualdad es mucho más que eso. Nuestras instituciones han de tomar cartas en el asunto y cumplir el artículo 9.2 de la Constitución que exige a los poderes públicos que promuevan las condiciones necesarias para que todas y todos podamos disfrutar de la igualdad y la libertad, removiendo los obstáculos que sean necesarios para ello(Que además coincide literalmente con el art. 4.2 de nuestro Estatuo de Autonomía). Sin embargo, una vez aprobadas las leyes más mediáticas, algunos poderes públicos se creen que todo está ya hecho. Y desgraciadamente no, no es así, como podemos ver con el trágico final de Alan.
Algunas Comunidades Autónomas ya tienen leyes para dotar de herramientas al colectivo LGTB (Cataluña y Extremadura), otras las están empezando a legislar, como la Comunidad de Madrid y Andalucía. Hay leyes específicas de protección al colectivo transexual en Andalucía Canarias o Euskadi. Hay mociones en los Ayuntamientos de Madrid, Barcelona (donde hay una concejalía específica LGTB), Mérida u otras muchas. En Terrasa hay un pacto local por la diversidad... Y no, no estamos hablando de grandes gastos, sino de decencia democrática. Sin embargo Castilla La Mancha y, por supuesto Talavera, siguen siendo un desierto en iniciativas LGTB. Nuestra tierra tiene una gran necesidad(a nivel autonómico y municipal) de acción en materia LGTB, y más por la dificultad añadida de la ruralidad. Necesitamos que nuestro colectivo, que representa el 10% de la población, pueda sentirse cómodo en nuestros pueblos y no, como me decía un chico gay de un pueblecito de nuestra comarca en la concentración por la muerte de Alan en Madrid, que: “no se puede ser visible en nuestro entorno salvo que quieras que te partan la cara”.
Desgraciadamente por Alan ya no podemos hacer nada. Pero sí podemos hacer que su muerte no sea en vano, que despierte las conciencias de las instituciones, que espabilen, que legislen, que nos doten de herramientas y que nos ayuden a no querer exilarnos de nuestra tierra, de nuestros pueblos… Porque todos tenemos derecho a vivir en nuestra ciudad. Para ello hay que impulsar iniciativas y hacernos sentir que también cabemos en nuestro municipio. Y recordad que un ayuntamiento que no consigue que una minoría (como la LGTB) se sienta segura en su término municipal y esté deseando emigrar, es una institución fracasada.