OPINIÓN

Jornada de reflexión

La orilla derecha

Rafael de la Cruz | Miércoles 13 de enero de 2016
Siempre me ha resultado un ejercicio inquietante escribir sabiendo que estas lineas verán la luz después de que el hecho sobre el que versan haya ocurrido. Es una especie de actividad profética esta que me obliga a adelantar el análisis de la realidad a la realidad misma.

Hoy es 19 de diciembre, casi 20 ya, y en pocas horas tendrán lugar las elecciones generales mas esperadas de las últimas celebradas. Tanta es mi prevención ante la posibilidad a errar en la reflexión y que la realidad me deje con las posaderas al aire, cual caganet navideño, que he decido esperar y continuar esta columna la noche del domingo 20, una vez conocidos electorales,a toro pasado, como manda la prudencia.
Como estaba previsto ha ganado el Partido Popular, bajando lógicamente su número de escaños, y ha perdido el Partido Socialista, con los resultados mas bajos de su historia. A pesar de las campañas orquestadas que pretendían extender falsamente la imagen de una España desolada el pueblo ha considerado que Mariano Rajoy sigue siendo la mejor mano para manejar el timón de la recuperación económica.
Toca ahora que los perdedores se impregnen de responsabilidad, al menos aquellos de los que se puede esperar cierto sentido de real responsabilidad frente a los problemas de nuestra nación, ya que algunos solo pretenden,desde su minoritario resultado, importar una revolución que solo puede traer pobreza y marginación internacional.
Sería deseable que el derrotado Pedro Sánchez no busque a cualquier precio aunar apoyos para ser investido presidente tras obtener unos resultados que moralmente le deslegitiman para ello. Si fuese por ese camino denotaría, cosa nada de extrañar, una ausencia total de inteligencia política, pues ademas de pagar con la moneda de los intereses nacionales el plato de lentejas de un ilegítimo poder,contribuiría aún mas a la extinción del Partido Socialista disolviéndolo para ser absorbido más fácilmente por el universo podemita.
El otro actor en esta obra, es el devaluado Albert Rivera, que tras despedir a los múltiples "coaching" y gurús que le han marcado desde el gesto al discurso, con un resultado que le ha bajado a la realidad apeándole de su altar narcisista y le ha obligado a ver que ademas de gustarse a si mismo debe poner el apoyo recibido al servicio de esa España unida y liberal que tanto presume defender.
No podemos permitirnos una inestabilidad duradera. Necesitamos seguir ofreciendo confianza y seguridad en el contexto de la economía mundial y globalizada. El refrán dice que a río revuelto ganancia de pescadores, pero ahora en nuestra patria, las aguas tumultuosas solo benefician a los que buscan que ese río común llamado España deje de fluir y se seque para siempre.

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