OPINIÓN

Semana trágica y jubilosa

Vado permanente

Víctor Borreguero | Miércoles 13 de enero de 2016
En este mundo traidor nada es verdad ni mentira, todo es del mismo color del cristal con que se mira. Salvando lo de “mundo traidor”, los versos de un asturiano muerto en Madrid bien definen esta semana de sueños, ensueños y desazones. Se llamaba Ramón de Campoamor y de segundo apellido Campoosorio.


En esta semana trágica y jubilosa no hablo de aquellos siete días con sus siete noches cuando Barcelona estalló en una inesperada revolución y sus calles quedaron en manos de socialistas radicales y anarquistas. La violencia revolucionaria de entonces se dirigió principalmente contra la iglesia católica. Desaparecieron innumerables obras de arte y valiosísimas bibliotecas. En una especie de loco carnaval, los desaforados radicales llegaron incluso a bailar abrazados a las momias de las monjas del convento de la Jerónimas.
En esta semana de ahora, trágica o jubilosa según el color del cristal con que se mire, para aventurar el resultado de las elecciones que configurarán el próximo Congreso de los Diputados se necesitaría un profeta de verdad, no titiriteros/voz/de/su/amo como los de algunos medios de comunicación que tienen dueños con intereses propios. Haría falta un zahorí adivinador y medio brujo como el que diseñó Gibran Kahlil en su novela El Profeta.
Gibran era un libanés que murió en Nueva York cuatro días antes de que se proclamara en España la Segunda República y así describía los escenarios ideológicos: "Hay algunos que cuando hablan sin saber expresan una verdad que no alcanzan a comprender. Y hay también los que poseen la verdad dentro de sí, pero no pueden expresarla en palabras porque el espíritu habla en sus corazones con el ritmo del silencio”. No se refería a los podemitas de hoy sino a los de siempre.
También escribió que los desacuerdos son la distancia más corta entre dos mentes; en esto, como el gallego de Compostela Mariano Rajoy.
Como la tristeza es un muro entre dos jardines, te lo cuento en el inicio de una semana para algunos trágica y para otros jubilosa.