Vado permanente
Víctor Borreguero | Martes 12 de enero de 2016
El loco carnaval de los desfiles sin alma ha ganado la partida a las solemnes cabalgatas de políticos disfrazados de Reyes Magos de Oriente.
Ya ni camellos, ni oro, ni incienso, ni mirra. Sin estrellas refulgentes ya, la moderna modernidad ha enterrado al dios endiosado de los sueños y los ensueños.
El próximo año, en los carnavales de invierno se montará el entierro de una sardina de mazapán de Toledo o de polvorones de Estepa. Pocos entenderán para entonces que en los carnavales navideños de invierno los actores contratados no ofrezcan al niño o a la niña recién nacidos un balón de reglamento firmado por Messi, por Cristiano Ronaldo o por el Zizou de las expectativas gloriosas madridistas.
Este año, coincidiendo con los pasados carnavales de invierno, el líder del PSOE, un tal Pedro Sánchez, se marchó a Portugal para aprender la lección del país vecino. “Mira Pedro —dicen que le dijo el portugués—, tú ayuda a Rajoy en la investidura y una semana después le montas una Moción de Censura apoyada por todo quisque. Como cuando 11 días después de que Pedro Passos Coelho tomó posesión como primer ministro portugués, yo mismo, apuntalado por una mayoría de izquierdas que es lo nuestro, le mandé al caralho del ostracismo.”
Al próximo carnaval político de primavera, unos le llamarán Pacto de Izquierdas, y otros, Cabronada Carnavalesca. Que, como en La Parrala, hay gustos para todo y para todos: Que sí, que sí, que sí, que sí, que si no bebe no pué cantá; que no, que no, que no, que no, que solo bebe para olvidar… Así hasta en Talavera de la Reina, ese oasis de nostalgias que en su día tuvo de alcalde a uno de los más grandes escritores españoles de todos los tiempos y que está enterrado en el claustro de su Colegiata de Santa María la Mayor.
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