Si siempre has escrito tus propósitos de año nuevo, puedes prometerte que este es el año en el que finalmente vas a hacer ejercicio, comerás más saludablemente, pasarás menos tiempo en la oficina o dedicarás más tiempo a la familia.
Puedes prometer que dejarás de fumar, que aprenderás idiomas, que estarás menos estresado o que no dejarás de ir al gimnasio hasta perder esos kilos de más antes del verano. Y así año tras año te dices lo mismo, ¿por qué no nos funciona? ¿Por qué no cambiar esa sensación abrumadora de no tener logro al mirar atrás en fin de año? En la mayoría de las situaciones los propósitos de año nuevo se pierden en la primera semana de enero y por lo menos el 80% de ellos se pierden a lo largo del año. ¿Por qué nos pasa?
Nos pasa por mantener el pensamiento de todo o nada, y nos detenemos al primer indicio de dificultad media u obstáculo. Otro de los motivos es el llamado: “efecto avalancha”, cuando flaqueamos en conseguir un propósito, no lo transformamos ni cambiamos por otro más realista y pesamos que ya no vamos a conseguir ninguno, desistimos. Otra situación común es que no nos reforzamos en los pasos pequeños de avance y nos fijamos más en los retrocesos.
Desestimamos en nuestra meta de conseguir los propósitos de año nuevo por no tener un plan claro, ni una motivación especial para conseguirlos, además de por plantearnos demasiados propósitos, 10 o 20 en lugar de 1 o 2 que nos lleven a conseguir el resto. Otro error que cometemos es esperar el momento perfecto para empezar a cumplirlos y no crear las condiciones para comenzar en el presente.
“No se le puede enseñar nada a un hombre, solo se le puede ayudar a encontrar la respuesta en uno mismo”.
Cuando le preguntaron a Sócrates
cuál había sido su logro más importante,
él respondió: “Les enseño a los hombres a preguntar”.
C. Roland Christensen
Una de las herramientas más efectivas en los procesos de coaching, son las Preguntas Poderosas. Estas preguntas realizadas desde la habilidad del coach, tienen como objetivo que el cliente descubra por sí mismo el mayor número de alternativas para poder transformar, cambiar o salir de la situación en la que uno se encuentra.
Son preguntas que no solemos hacernos porque hay que profundizar en nuestro interior para encontrar la respuesta, el coach te ayuda en ese camino de encontrar la respuesta a cada una de las situaciones.
“Lo más importante no son las respuestas que nos damos, sino las preguntas que nos hacemos”.
Una buena pregunta es una semilla que debe
sembrarse para que produzca más semillas, con
la esperanza de reverdecer el paisaje de las ideas.
John Ciardi
Las preguntas se enfocan hacia la acción, están orientadas hacia la búsqueda de soluciones. Lo importante es saber preguntar.
Si lo que tienes ahora no te gusta, ¿Cómo piensas que debería ser?
¿Cómo te imaginas que iba a ser tu vida?
¿Qué te gustaría que pasara hoy que no esté pasando?
Si tuvieras una varita mágica…
¿Qué estás soportando actualmente que no te haga feliz?
¿Qué se puede aprender de todo esto?
¿Hay algo que agradecer de todo esto?
¿Hay formas de hacerlo diferente?
¿Qué destrezas te ha originado esta situación?
De seguir como vas ¿Cómo vas a estar dentro de 10 años?
¿Qué te impide cambiar algo?
¿Qué resultado esperas conseguir con lo que estás haciendo?
¿De qué forma contribuye esto a tu vida, qué te aporta?
¿Qué te hace falta para estar preparado/a?
¿Cómo te sentirías si ya lo hubieras hecho?
¿Qué pasaría si lo hicieras?
¿Cuál es tu motivación especial para hacerlo?
¿Qué te hace falta para estar preparado?
¿En quién quieres convertirte?
¿Podrías comenzar ya a trabajar sobre ello o esperas que algo pase? ¿Por qué?