Los problemas de seguridad, condiciones higiénicas y acondicionamiento de las antiguas instalaciones de la ILTA siguen evidenciando la necesidad de actuar de forma perentoria.
Después de la información publicada por La Voz del Tajo la semana pasada, el alcalde de Talavera, Jaime Ramos, se pronunciaba confirmando que han requerido en diversas ocasiones a la propiedad de los terrenos que tenían la obligación de mantener el solar en mejores condiciones, aunque todas esas veces “sin éxito”, lamentó.
Tal y como avanzó la portavoz municipal y concejala de Urbanismo, María Rodríguez, el Ayuntamiento tuvo que solicitar dos órdenes judiciales para entrar a valorar el estado del inmueble, un procedimiento consecuencia de la “dejadez” de la propiedad, que además hace que todo el proceso sea más “complicado” y se retrase el mantenimiento en las mejores condiciones de este edificio que dejó de funcionar como industria láctea entre 1998 y 1999.
Ante la pasividad de los dueños será el Consistorio el que tenga que ejecutar la demolición de forma subsidiaria, una vez que se haya ejecutado un proyecto que rondará un gasto de unos 200.000 euros. “No deja de ser engorroso y triste”, añadió Ramos por el consecuente traspaso de esta inversión a la propiedad para que se haga cargo en última instancia. En estos términos, el primer edil reconoció que “no hemos encontrado colaboración en ningún momento”, y recordó que esta situación se debe a que el total de la parcela tiene dos propietarios que no se ponen de acuerdo a la hora de actuar en un terreno con especial tratamiento urbanístico en la unidad de actuación.
HOGUERA. En la tarde de este mismo jueves podía apreciarse como uno de los residentes en este deteriorado complejo que acogió la Ilta se había encendido una hoguera, una acción que deja testimonio de la inseguridad que se vive por el hecho de que estas instalaciones estén habitadas. Este problema se ha denunciado con 51 acciones diferentes, especialmente por la “imagen penosa y malas condiciones de salubridad”, reconoció Ramos. De la misma forma, es habitual ver entrar y salir a indigentes de diferentes dependencias, algunas numeradas como si fuera propiedad de sus residentes habituales, así como prácticas relacionadas con las drogas.
También se sabe que en la limpieza y demolición -para lo que será necesaria una tercera orden judicial para entrar- de las instalaciones solo se mantendrá la torre o chimenea, ya que está catalogada, con el objetivo de dejar la zona “en condiciones mínimamente aceptables”. Respecto a los 200.000 euros que gastarán en ello, el alcalde dijo que “vendría bien para hacer otras cosas en Talavera en beneficio de los ciudadanos”, y puso como ejemplo completar la iluminación del Cordel de Merinas, que supondría unos 40.000 euros.