Como solo podían sufrir el dolor que la relación con el entorno les producía –clima, hambre, represión sexual, guerras y muerte- sin entenderlo, les llevó a imaginar un grupo de espíritus, y luego dioses, que les vigilaban y castigaban, y a los que había que calmar y adorar como fuese (léase, La Rama Dorada, de George Frazer).
Esta visión e interpretación mágica e irracional sigue mayoritariamente en la población actual del planeta. Son muchos más en cantidad los que “creen así”. La Calidad la marca el hecho de que solo los Helenos, hace 2.500 años, crearon lo que llamaron, la Sabiduría, y el amor a la misma, es decir, La Filosofía, y dejaron de lado a los dioses en esto del comprender el mundo. Les jubilaron adecuadamente y decidieron estudiar la vida tal como se les presentaba. Hoy los pensadores de más calidad –siguiendo aquella idea- emplean el método científico y van descubriendo cómo es de verdad nuestro entorno, de que pasta estamos hechos, y aplican eso que ahora llamamos, Ciencia. Esta nos va revelando conocimientos para que podamos, de verdad, comprender el mundo del que formamos parte.
No podemos dejar de lado la cantidad porque es la que impone su peso. En la mayoría de países, y en los entornos más elevados del gobierno de nuestro planeta, aún tienen mucha importancia los conceptos producidos por aquellos brujos y chamanes. La organización política y social en la que estamos inmersos aún está dominada por conceptos míticos, religiosos e ideológicos, no por conceptos técnicos ni científicos. La llamada “Conciencia” de la mayoría abrumadora de la población, y de muchos de sus dirigentes, aún está formada por conceptos mágicos y no racionales. Supongo que no hace falta decir que, el Papa de Roma y sus cardenales y obispos, los Rabinos Judíos y los Ulemas y Clérigos Musulmanes, son todos ellos Brujos y Chamanes. Usan un lenguaje críptico y solo hablan de espíritus incontrolables. Esto les lleva a querer imponer su concepción de la vida desde esos presupuestos religiosos e ideológicos. La explicación ideal está en sus cabezas, y por ello, la vida real se ha de adecuar a ese mundo ideal que ellos inventaron hace tiempo. Si el mundo real choca con el suyo, mítico, aquel se ha de plegar a este. Aunque comprueben una y otra vez que esto es imposible, seguirán hasta el llamado infinito sin cambiar. Compruébese si miento o digo la verdad, y vean que durante tres mil años el judaísmo, dos mil años el Cristianismo o mil cuatrocientos el Islamismo, solo han pretendido todo lo anterior. Las nuevas ideologías tienen mucho de aquél patrón. Se les llena la boca de conceptos míticos como “Libertad, Igualdad, Justicia…” sin explicación alguna. Luego cuando gobiernan aplican lo que les da la gana. El Comunismo intentó dominarnos con ese lenguaje mítico y críptico desde hace 120 años; algunos aún persisten. Queda claro que para todos ellos el mundo no es como es, menos aún puede seguir siendo como es, no, para ellos, según sus reglas, el mundo es imperfecto y ha de adecuarse a sus “Perfecciones inventadas”. No han tratado ni tratan de Comprender el mundo tal como es, sino de que el mundo se plegue a sus deseos “Espirituales”. Solo primero los griegos, y desde el siglo XV los europeos, han pretendido romper este círculo. Han querido –y siguen en ello- no adecuando el mundo a sus apriorismos, sino estudiar cómo es de verdad esa realidad en la que habitan. Han aceptado las verdades de la naturaleza, le llaman, Conocimiento, y con él van descubriendo –sin querer que se acople a sus presupuestos- cómo de verdad es. Avanzando con ese estudio constante poco a poco nos permite ir comprendiendo nuestra existencia.
Ello nos lleva a que la población ha quedado dividida por un abismo infranqueable, Primero: Aquellos que siguen a sus dogmas ancestrales, aceptan –ellos llaman Creen- que la vida es como sus dioses o profetas respectivos les dicen que es. No hacen preguntas ni se revelan, asumen esa verdad revelada, y, dentro de sus posibilidades, tratan de acatarla y cumplirla. Se limitan a obedecer y callar. Segundo: Aquellos que aceptando y “Comprobando” las teorías iniciales de los helenos y con el estudio del racionalismo europeo, después, experimentan que la verdad es la que es, -por pequeños experimentos que realicen- y no la que dicen libros llamados “Sagrados”, y se unen a todos aquellos científicos que van estudiando nuestro entorno y nos dicen como es cada cosa que estudian. No lo saben todo, no tienen –ni pretenden tener- una visión “Absoluta” del saber (léase a George Steiner y su, Nostalgia del Absoluto) sino que van poco a poco dominando parcelas de la vida.
Realizado el presupuesto anterior, el objetivo de este autor es estudiar el mundo actual para comprenderlo. Saber qué cosas sabemos y cuales debemos seguir investigando, unas porque no tenemos ni puñetera idea, otras porque son bastante incompletos nuestros datos. Pero una cosa tenemos por cierta “Nos llevará más o menos esfuerzo y mucho o poco tiempo, pero terminaremos comprendiéndolas en su totalidad”.Veremos si en los próximos artículos podemos llegar a comprender un poco nuestra vida, saber qué tenemos delante y porqué es así. Por poco que consigamos, habremos dado un enorme paso para comprender el resto de la naturaleza a la que aún no comprendemos en su totalidad.