Empecemos por el Puente de Castilla La-Mancha, el más alto de España y el segundo más alto de Europa y cuyo responsable fue D. José María Barreda Fontes, presidente de la Junta de Comunidades de Castilla La-Mancha entre 2004 y 2011. Partiendo de esto, lo único que se puede añadir es su muy merecido costo, nada más y nada menos que 74 millones de euros. Pero claro, es una cifra más que razonable debido a su gran utilidad... Cómo me gusta usar la ironía. Me parece más que deplorable que se invierta tal cantidad de dinero en un proyecto que no sirve prácticamente para nada y cuyo mantenimiento cuesta mucho más de lo que podemos asumir. Si no es así, díganme, ¿cuántas veces es utilizado diariamente este puente? Y voy más allá preguntando si esto mismo ocurre con la famosa Plataforma Logística. Piénsenlo. Cada vez estoy más de acuerdo con los titulares que han llegado a mis manos sobre esta obra del derroche, es otro puente a ningún sitio. La cosa no acaba aquí porque, gracias al Plan Urban, se están realizando numerosas obras en la zona oeste de la ciudad más poblada de la provincia. Yo no soy quién para juzgar la iniciativa que ha tenido el Ayuntamiento pero, desde mi punto de vista, se deberían haber pensado mucho más la cosas antes de llevarlas a cabo. El famoso Plan Urban ha sido el responsable de las últimas obras realizadas en nuestra ciudad y, hasta ahora, se han invertido 1.824.000 €. De entre todas las reformas cabe destacar la de la Plaza del Salvador, conocida entre los vecinos como la “gasolinera”, en la que se llegaron a invertir 200.000 €. En segunda posición de entre las más costosas se encuentra la obra de la Portiña de San Miguel con 320.000 € a la espalda. Y, finalmente, la más costosa de todas y la que se está realizando desde finales de septiembre, es la de la Plaza del Reloj-C/Corredera del Cristo con un presupuesto de 754.000 €.
No estoy criticando estas obras. Al revés, las estoy fomentado. Estoy a favor de que todos los talaveranos vayan a verlas y juzguen ellos mismos estas magníficas “obras” de arquitectura. Simplemente me remito a transmitir el pensamiento de mis convecinos, porque sí, yo vivo en la Corredera del Cristo y bien me entenderá nuestro señor alcalde, que sufrió las obras de la nueva estación de autobuses y su correspondiente túnel.
Cada vez que vuelvo a Talavera a visitar a mi familia y amigos me quedo más asombrado que la anterior vez porque las obras avanzan de manera insignificante y sinceramente a mi parecer es como si estuviera en la Franja de Gaza. Quiero finalizar con un último dato: el aparcamiento de la Corredera, ahora inexistente, fue financiado por la O.R.A. para poder explotar ese aparcamiento con la famosa zona azul. Y yo me hago una pregunta, ¿Si yo quiero realizar una obra en cualquiera de las calles de Talavera sabiendo que tengo el dinero y los medios, ustedes me lo permitirían? Más bien pregúntense ustedes si todo el dinero que se nos ofrece ha de ser aceptado.