Esto es así gracias a las nuevas iniciativas legislativas que se ha puesto en marcha en muchos lugares del planeta y a las cada vez más numerosas investigaciones que tienen el cannabis como centro. El descubrimiento de su enorme potencial medicinal (algo que ya se sabía pero por fin apoyado por estudios serios) ha abierto una puerta por la que muchas veces también ha conseguido colarse el uso recreativo de una droga que cada vez es más blanda, un cambio de paradigma muy visible por ejemplo en la proliferación de los clubes de cannabis. En la Comunidad de Madrid actualmente hay más de cuarenta asociaciones dedicadas al consumo de hierba. Por supuesto, estos clubes se enmarcan en una normativa que pone límites a la cantidad o el horario, desmintiendo el tópico que se refiere a estas asociaciones como “instaladas en un vacío legal”. En estos locales solo pueden tener 9,9 kilos de marihuana, ya que a partir de 10 es ilegal, y los socios no “compran” sino que “retiran” el producto de su cultivo común y aportan, como un donativo, hasta tres euros en el caso de la marihuana y hasta ocho en el de hachís.
El club cuenta con asesoría legal y sanitaria y la aportación se dedica en parte al pago de abogados, ya que si un socio es detenido por consumo de marihuana, el club se hace cargo de la situación. Esto sirve de ejemplo para poder afirmar que los clubes no son solo lugares en los que reunirse a fumar, sino que forman un entramado de apoyo y acompañamiento, y también de información, para todos aquellos ciudadanos interesados en la marihuana bien sea de uso medicinal o recreativo.