El infierno de los políticos

En poco más de un mes de mandato, el actual gobierno municipal del P. P. en el Ayuntamiento de Talavera, ha descubierto que, hay más de 3.300 facturas sin pagar a diferentes proveedores, por un importe de más de diez millones de euros.

Pero hay mucho más, es un rosario de miserias, nula gestión y una evidente bacanal política por parte de los anteriores mandatarios que, dejan a Talavera, casi pegada al culo del mundo: el paro en la Talavera del padre Tajo supera con creces, la media nacional, alcanzando un nivel de desempleo más que alarmante. Que el puente atirantado es un derroche y una mera banalidad en estos tiempos que corren y además, tiene graves defectos de fabricación. Que el puente del río Alberche se encuentra en tan mal estado que, hasta se ha prohibido el tránsito de peatones. Que el proyecto de la línea del AVE, Madrid-Badajoz puede que sea tan solo un espejismo. Que el Ministro de Fomento no quiere recibir al primer edil talaverano. Que las calles de Talavera están llenas de baches. Que el hospital de Talavera se queda demasiado pequeño para absorber la gran demanda de población que engrosa su área sanitaria. Que… ¿qué desgobierno es el que hemos tenido durante doce años de mandato del P.S.O.E.? Y a tenor de la marginación a que está constantemente sumida Talavera por las autoridades regionales y naciones, ¿qué es lo que hace el sempiterno secretario local del partido del puño y la flor y a la vez acomodado senador nacional por Talavera? Pues visto lo visto, nada, absolutamente nada, si acaso, llevar una vida regalada, relajada y sin complicaciones, a costa del contribuyente.

Visto lo patético del panorama y mi manía por la política, últimamente me surge un sorprendente sueño que quiero compartir con mis queridos lectores: Veo a un político llegar a las puertas del cielo. Allí se encuentra con San Pedro que, le da la bienvenida al paraíso y le dice: “no te acomodes demasiado, porque hay un problema. Muy raramente un político de alto vuelo ha llegado aquí, así que, pasaremos un día en el infierno y otro en el paraíso, y luego, elegirás donde pasar la eternidad”.

Así pues, San Pedro acompaña al político al ascensor y bajan hasta el infierno. Se abren las puertas y se encuentran justo en medio de un campo de golf. Se vislumbra un club y delante, sus amigos políticos, todos muy felices. Se aproximan a saludarlo y recuerdan los buenos tiempos en los que se enriquecían a costa del pueblo.

Juegan un partido de golf, por la noche, cenan opíparamente en un lujoso restaurante. A continuación, comparten la velada con hermosísimas y liberales jovencitas.

Por allí, esta también el diablo, que es un tipo muy simpático y se divierte contando chistes. También hay un tipo que regala trajes de marca, viagra y maletines.

Se divierten tanto que, antes de que se de cuenta, es ya hora de irse. Todos le dan un apretón de manos y se despiden mientras sube el ascensor a las puertas del cielo donde San Pedro lo esta esperando: “Ahora, has de pasar un día en la gloria”. Y allí, pasa el político 24 horas de nube en nube.

Cuando el político ya estaba sumamente aburrido, llega San Pedro a buscarlo: “Es hora de que elijas donde pasar tu eternidad”. El político reflexiona un instante y responde: “el paraíso ha sido descansado, pero creo que he estado mejor en el infierno, definitivamente elijo el infierno”.

Así las cosas, San Pedro lo acompaña hasta el ascensor y otra vez baja hasta el infierno. Cuando se abren las puertas del ascensor, se encuentra en medio de un paisaje desierto, desolador y cubierto de excrementos y desperdicios. Ve a sus amigos sucios, tristes y vestidos con harapos.

De repente, se presenta el diablo y balbucea el político: “No entiendo, ayer estuve aquí y había hermosas mujeres, un campo de golf, un club... Comimos langosta y caviar, bailamos y nos divertimos mucho. Ahora, todo lo que hay es un lugar desértico lleno de excrementos y mis amigos parecen unos miserables”.

El diablo lo mira, sonríe y le explica: “Ayer estábamos en campaña, hoy, ya votaste por nosotros”.