LUISA MARÍA CARRO
Redacción La Voz del Tajo | Miércoles 18 de marzo de 2015
Sospecho que algunos se preguntaran: " ¿Pero qué tipo de persona llega a ser el individuo?" Puesto que uno de los hechos más evidentes es que cada persona tiende a convertirse en una persona diferente y única, la respuesta no es fácil.
Una de las experiencias básicas que he tardado tiempo en advertir es que la vida es movimiento, que es algo vivo y que nunca hay que afrontarla como algo aprendido. He aprendido a observar y a medida que observo aprendo. He observado que la vida es un proceso, no un situación estática, es una orientación no un destino. La orientación que constituye una vida plena es elegida por la persona en su totalidad siempre que disfrute de una libertad psicológica que le permita moverse en cualquier dirección. Desde mi punto de vista, desde mi experiencia, una vida plena es el proceso del movimiento en una dirección que la persona elige cuando interiormente es libre de moverse en cualquier sentido.
He descubierto que unas de las experiencias más significativas en mi relación con las personas es que no me resulta beneficioso comportarme como si fuera distinta de lo que soy, he observado a muchas personas que se han formado tratando de agradar a los demás. Mostrarme tranquila y satisfecha cuando en realidad estoy enojada y descontenta, aparentar que conozco la respuesta cuando en realidad la ignoro, ser cariñosa cuando en realidad me siento hostil. Lo que quiero decir es que en mi relación con las personas he podido comprobar que no es útil tratar de aparentar ni actuar exteriormente de cierta manera, cuando en lo más profundo de mi misma siento algo muy diferente. Soy más eficaz cuando puedo escucharme con tolerancia y ser yo misma.
Con la experiencia he adquirido una mayor capacidad de auto-observación y esta capacidad de auto-observación me ha permitido ser lo que soy y me resulta más fácil aceptarme como una persona decididamente imperfecta y esto lo considero valioso, cuando me acepto como soy puedo modificarme. Una vez que nos hemos aceptado las relaciones se tornan más reales. He descubierto que este enorme valor me permite comprender mejor a las personas.
¿Es necesario permitirse comprender a las personas?
Pienso efectivamente que sí. Cuando alguien expresa un sentimiento, una actitud o creencia tendemos a pensar: "Está en lo correcto"; o es "Una tontería"; "Eso es anormal"; "No es razonable; "Es desagradable". Muy pocas veces nos permitimos comprender exactamente lo que su afirmación significa para él. Pienso que esto se debe a que comprender es un riesgo.
Abrir canales por medio de cuales los demás puedan comunicar sus sentimientos, hace que la persona adquiera más capacidad de escucharse a sí mismo y experimentar lo que ocurre en su interior; se abre a sus sentimientos del miedo, desánimo, dolor, así como los de coraje, ternura y pánico. Puede percibir sus sentimientos y vivirlos subjetivamente, tal como existen en él.
Cuanto más comprendida y aceptada se siente una persona más fácil le resulta abandonar la defensa con la que había encarado la vida hasta ese momento. Poco a poco aprende que puede ser lo que es, sin disimulos ni disfraces ya que se lo respeta y valora independientemente de lo haga. Por consiguiente pierde rigidez, puede descubrir lo que significa ser el mismo e intentar realizarse de maneras nuevas y espontáneas .
Abrir estos canales por medio de los cuales los demás puedan comunicar sus sentimientos, su mundo, me enriquece. Puesto que la compresión es muy gratificante, me gusta eliminar barreas entre los otros y yo.
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