OPINIÓN

El espíritu del 20-J

Carlos Granda

Redacción La Voz del Tajo | Miércoles 23 de abril de 2014
Los intensos calores de junio nos avisan de la llegada del verano y, con él, vuelve a acentuarse la estampa de un Tajo enfermo que fluye pálido y desganado a orillas de la ciudad.

Lo que otrora fue una fuente de vida que cimentaba el desarrollo de nuestra tierra y embellecía notablemente la imagen de Talavera, ahora, tristemente, es poco menos que una cloaca condenada a un desenlace fatal.

Se cumplen dos años desde que Talavera despertara de su letargo de la mano de la Plataforma y alzara su voz contra la agresiva esquilmación que padece desde hace décadas nuestro maltrecho río. Una muestra de indignación que no debe caer en el saco roto del olvido y que debe servir como germen de una lucha que, por nuestro bien, no podemos perder.

Tras el cambio de gobierno en la región, vivimos una incógnita con el agua que no conviene tardar en despejar porque el tiempo corre en nuestra contra. En el horizonte está la elaboración de un nuevo Plan Hidrológico Nacional que pretende impulsar el Partido Popular si Rajoy llega, como es de esperar tras el severo castigo a los socialistas en las urnas de las últimas elecciones, a la presidencia del Gobierno.

Hasta que esto ocurra, y veremos con qué consecuencias para nuestros intereses, Cospedal debe mojarse de una vez por todas sobre el trasvase. Como presidenta, abandona el cómodo papel que tenía en la oposición de esquivar todo lo referente a nuestro agua y su discurso en clave nacional se debe tornar en regional y local para posicionarse de una ver por todas en esta cuestión.

El discurso manido esgrimido hasta la saciedad por los políticos de agua en calidad y cantidad para el Tajo no sirve absolutamente para nada si no se toman de una vez cartas en el asunto. Mientras el trasvase siga vigente el desarrollo de nuestra tierra estará hipotecado a los intereses de Murcia. Las aguas siguen fluyendo por la tubería para regar algo más que lechugas y nuestro futuro se escapa por un sumidero ladrón que, desgraciadamente, no parece tener fecha de caducidad.

El espíritu del 20-J tiene que seguir clavado en las conciencias de los talaveranos que abarrotaron las calles de la ciudad en aquella intensa jornada porque, sin el empuje de los ciudadanos, será difícil revertir la situación. El Tajo está vivo, pero no sabemos por cuanto tiempo.