El Rincón Social

Aprender a Discutir

(Foto: Gabri)

Discutir es una buena herramienta de solución de problemas.

Gabriel Cano | Miércoles 10 de diciembre de 2014
Una vez en nuestro Gabinete de Trabajo Social, una pareja venía pues querían poder vivir juntos y sin discutir tanto, pues estaban todo el día discutiendo sobre todo, la casa, niños/as, familiares, etc., y ellos querían dejar de discutir porque al final siempre terminaban enfadados y de mal humor. Convirtiendo la vida en pareja en un martirio

Y que cuando no estaban juntos, estaban más felices que cuando estaban juntos.
¿Sabéis discutir?, les pregunte, ya que discutir es una buena herramienta de solución de problemas, de acudir al encuentro del otro, para poder estar en el mismo lugar, quizás partamos de espacios y lugares diferentes, y la discusión nos acerca o nos aclara, pero para ello hay que aprender a hacerlo.

Una discusión consta de que dos personas, en este caso la pareja, tienen que llegar a un acuerdo sobre una situación donde se presentan muchas variables, y cada parte o miembro de la pareja ha tomado una de las variables, pensando que es la mejor solución a su problema, y la otra parte o miembro, ha tomado otra decisión que puede que sea cercana o no, pero no está en el mismo lugar y misma sintonía.

La discusión busca un acercamiento hacia una posición intermedia, en donde firmaremos un acuerdo claro y estable, que dará por concluida la discusión, y por consiguiente resuelto ese problema, que dejará de estar enquistado, y podrá hacer que avancemos en la propia vida. En el caso de que no lleguemos a un acuerdo en el cual estemos juntos, tomaremos también la decisión de aparcar la discusión hacia otro momento, o aceptar que será imposible de ponernos de acuerdo en ese tema, con lo que haremos otro pacto, donde ganemos las dos partes.

Volviendo a nuestra pareja anterior, vemos que en sus discusiones, siempre tienen la necesidad de ganar, y siempre ganar sobre el otro, lo que hace que no aceptemos que debemos movernos hacia un espacio neutral, un espacio fuera de mi punto de partida. Pero deben hacerlos los dos, en busca de un encuentro intermedio, lo que nos dará la situación de haber ganado los dos, y que ninguno a perdido.

Para llegar a este encuentro, debemos darnos cuenta que nuestra opción más correcta es ceder, para ganar, pero ceder desde el punto de vista de conseguir un objetivo superior, al propio de mi ego. Ceder para ganar, ceder para el encuentro, ya que puede ser que mi punto de partida este algo erróneo, y quizás escuchando al otro podamos llegar a un acuerdo, y ese acuerdo beneficie a los dos.

Y aquí es donde entra parte de los reproches que escuchamos en el despacho, sobre ceder o no ceder, y la sensación de ceder, donde cada uno tiene una pila de veces que no han llegado a un acuerdo estable, y verbalizan todas las veces que han tenido que ceder, y no han tenido la sensación que ha cedido la otra parte. Y es normal, pues una discusión puede hacer que uno ceda y otro no, ya que ha de ser muy pequeño el movimiento. Como por ejemplo ir al cine o al teatro, está claro que uno cede el otro no. Pero esa cesión debe cambiarse en otras situaciones, y en ese caso, cuando se ha decidido ceder, se acabo.

Pero siempre quedamos en la recamara que yo y yo, y nunca dejamos que nosotros, yo cedo siempre, es la situación o la frase más utilizada en el gabinete, para demostrar que yo lucho mas por la pareja, sensación de que cuando se cede en algo se pierde, y que para ceder por si, debo ganar algo a cambio, sin darse cuenta que cuando una pareja, o mejor dicho un individuo quiere vivir en pareja, debe cambiar su forma de verse o su estatus original, el de la soltería o individualismo, para llegar a crear la propia pareja, para la cual cedemos parte de nuestra individualidad (que no toda), en pro de la pareja, donde dejamos de lado mis pretensiones personales, pero gano la compañía, la vida en pareja, no estar solo, poder crear un hogar, una familia, etc.

Vivimos en una sociedad competitiva, donde el ganar se ha convertido en un problema, ya que cada vez más nos incitan a ganar individualmente, y no ganar en conjunto, donde nos enfrentamos por cualquier pequeño desacuerdo, en un sentimiento de que ceder es perder, y que no podemos ceder, porque necesitamos ser ganadores, y perdemos el valor real de la discusión, donde, como he dicho antes, no se trata de ganar o perder, sino de entendernos, de aprender del otro, y valorar las consecuencias en su conjunto, pues una victoria pequeña mal llevada, puede ser una derrota en su conjunto, en cuanto a la pareja se refiere.

Para terminar como siempre un pequeño consejo, cuando tengamos un desencuentro debemos pararnos, escuchar al otro, intentar comprender porque piensa así, si crees que mediante sus valores, su explicación puede tener algo de razón, valorar nuestra propuesta y ver si tiene la misma consistencia, en que se basa mi posición, y en que se basa lo que entiendo de la posición del otro, y buscar un cauce, un espacio para el encuentro, y al final, que gane la pareja. Y lo más importante, envolverse y mezclarse en la pareja, y sentir que hemos ganado, ya que por primera vez, no hemos terminado enfadados.

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