Celia Esther Cámara, coordinadora regional de UPyD C-LM
David Martínez | Martes 25 de noviembre de 2014
La sola existencia de una fecha determinada y especial como toque de atención a la conciencia colectiva, supone de facto evidenciar la existencia de una problemática pendiente de resolución.
El 25 de Noviembre fue la fecha elegida por la ONU para recordar que la trágica lacra de la violencia ejercida contra las mujeres, sigue presente en todas las culturas, en todos los países.
La consideración de la mujer como un objeto susceptible de ser maltratado física y psicológicamente tiene arraigo en las culturas más antiguas, y ahonda sus raíces en la discriminación y la desigualdad en razón del sexo.
Ríos de tinta se han vertido (y seguirán vertiéndose) acerca de sus causas como conocimiento imprescindible parta su erradicación; no obstante lo cual y a pesar de la implementación de medidas encaminadas a lograrlo, el lento descenso en el número de mujeres asesinadas a manos de sus parejas o ex parejas, no permite albergar muchas esperanzas de que ni a corto ni medio plazo, la grave lacra social vaya a desaparecer.
La concienciación social del problema; legislar y destinar fondos para proteger a las víctimas o la educación en el respeto y la igualdad desde las edades más tempranas, constituyen hoy por hoy el mejor remedio para combatir la violencia ejercida contra las mujeres. Frente a ello, los cada vez más frecuentes casos de violencia de este tipo en menores de 30 años, alertan acerca de la transformación de las conductas de violencia machista.
Las adolescentes, contemplan conductas de control ejercidas por sus compañeros en las redes sociales, no sólo dentro de la normalidad, sino lo que es peor, como manifestación de un sentimiento afectivo especial hacia ellas. Es el primer paso hacia lo que los expertos denominan “síndrome de la mujer maltratada” caracterizada por la “impotencia adquirida”. La baja autoestima y no saber cómo acabar con la angustiosa y dramática situación, terminan por conseguir que la víctima se considere merecedora de los castigos infligidos cerrando así un círculo trágico para ella.
La sociedad en general, ha de estar alerta para cuando tenga conocimiento de situaciones en las que esté en riesgo una víctima de violencia de género, denunciarlo contribuyendo a visualizar el drama. El silencio, es el mejor aliado del maltratador. Lo que sucede de puertas adentro, es de su exclusiva “propiedad”, de ahí la capital importancia de la colaboración de los agentes sociales, sabiendo interpretar cualquier signo, por mínimo que sea, que permita alertar de que un caso de violencia de género se está produciendo.
De su importancia dan fe las palabras del Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer: «Acojo con beneplácito el coro de voces que piden que se ponga fin a la violencia que afecta a alrededor de una de cada tres mujeres a lo largo de su vida. Aplaudo a los dirigentes que están ayudando a promulgar leyes y a hacerlas cumplir, y a cambiar mentalidades. Rindo homenaje, además, a todos los héroes en el mundo que ayudan a las víctimas a sanar y a convertirse en agentes de cambio».
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