El caso de Jeaneth Beltrán, nicaragüense de 30 años que murió en el hospital público Virgen de la Salud de Toledo el pasado 23 de mayo, sigue levantando polémica. Beltrán llegó a urgencias con fuertes dolores de cabeza y vómitos y no fue atendida por el personal médico hasta pasadas cuatro horas muriendo posteriormente. La situación de la joven en España era irregular pero el servicio de urgencias, cumpliendo la ley, la admitió y alertó de que dos semanas debía aportar fotocopia de la tarjeta sanitaria o tarjeta europea para evitar que le pasaran a ella la factura. Semanas después, desde el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM) se ha mandado a la familia de la fallecida una carta con la factura por la atención que recibió, circunstancia que ha sido denunciada por el PSOE. El alcalde de Toledo, Emiliano García-Page, se preguntó por "el nivel de sensibilidad humana" del SESCAM tras "mandar la factura" y afirmó que hechos como éste son "síntoma del estado deteriorado de la sanidad pública en Castilla-La Mancha". Por su parte, IU de Toledo calificó el suceso como "un descontrol que no solo demuestra la deshumanización en que se han convertido los Servicios de Salud de Castilla-La Mancha sino también el caos administrativo y de gestión".