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El veterinario Antonio Folch defiende la afición por los reptiles exóticos y critica los bulos por los daños que provocan

El veterinario Antonio Folch, del Centro Veterinario Pío 109. (Foto: J.F.)

Destacado | POLÉMICA FOTOGRAFÍA SERPIENTE

El experto negó la veracidad de la imagen remitida por un lector -y publicada por La Voz del Tajo- de una serpiente de 5 metros encontrada en Talavera

Javier Fernández | Martes 08 de julio de 2014

El veterinario Antonio Folch, del centro médico especializado Pío 109, quiso defender la afición por la tenencia y cría de reptiles y anfibios exóticos lamentando los bulos que en ocasiones se extienden sobre estas especies y que no hacen sino dañar la imagen del colectivo, en general. De esta forma, el experto se refería a la imagen publicada por el portal digital de La Voz del Tajo, que a su vez fue enviada por un lector, en la que se mostraba el hallazgo de una serpiente de más de cinco metros que había sido localizada en una finca junto al canal en el término de Talavera.

Esta fotografía ya había dado la vuelta a través de mensajes instantáneos de móvil desde hace varias semanas, citándose otras localizaciones, que no han hecho sino acrecentar el pánico entre muchas personas y extender un bulo que afecta seriamente a la afición por estos animales. Folch recalcó que el reptil de la imagen podría ser una boa, una pitón o una anaconda, una especie que no es autóctona en la Península Ibérica y que un propietario nunca exhibiría en esas condiciones. Aunque reconoce que “siempre existirá el sensacionalismo, pero no debe jugarse con estos rumores”Respecto al revuelo originado en las redes sociales, el veterinario afirmó que la mayoría de las serpientes que pueden encontrarse en España son inofensivas; “un gato es más peligroso que cualquier reptil o anfibio que pueda criarse”, insistió, aunque reconoció que el instinto del hombre y la cultura católica hacen que se vea a estos reptiles como animales que despiertan el miedo.

Antonio Folch manifestó que las personas que se dedican a la cría y cuidado de reptiles disfrutan con la selección de colores o la evolución de estas especies; “la mayoría no compran animales capturados, sino que son nacidos en cautividad y por profesionales que se dedican a ello”. En la Península Ibérica sobre todo han culebras, familia de las serpientes denominadas colúbridos, además de tres tipos de víboras. Las culebras son más pequeñas, como mucho alcanzan los dos metros, en casos excepcionales, presentan gran variedad de colores, son inofensivas y necesitan un mantenimiento sencillo de condiciones de temperatura, humedad, espacio y alimentación periódica. De hecho, existen empresas que ya venden alimentación para estos reptiles, generalmente congelados, como ratas, ratones o pollitos.

En España la legislación prohibe capturar o matar cualquier tipo de animal, aunque existe un vacío legal sobre la tenencia de serpientes venenosas.

Aunque siempre existen comportamiento inconscientes, Folch aseguró que los aficionados de verdad nunca sueltan a sus serpientes, salvo descuidos o accidentes. Para tranquilizar a la población, el veterinario aconsejó que no se cojan, pisen u hostiguen a estos animales cuando se les vea, ya que es entonces cuando podrían morder. De lo contrario, se limitan a lanzarse al aire para asustar, aunque su primer instinto es huir de los humanos. Los dos tipos de culebra más habituales en España son la bastarda y la de cogulla; ambas son venenosas pero tienen los dientes muy atrás para que esta sustancia tóxica ayude a digerir su presa una vez se está engullendo. Por eso, “es muy difícil que muerda a una persona salvo que se meta la mano en su boca”. Los reptiles más peligrosos están en Australia, Norteamérica, Sudamércia, Asia o África.

La peor mordedura en nuestro país es la de una víbora, sobre todo presentes en el norte, aunque con calmantes se puede solventar, rara vez es necesario el ingreso. De todas formas, “las mordeduras suelen ser accidentales y en seco -sin inocular veneno-, al pisarlas o con un contacto muy directo, ya que a ellas generar veneno les cuesta mucho desgaste energético y lo necesitan para cazar no para defenderse”, concluyó Folch.


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