Luis González
Redacción La Voz del Tajo | Miércoles 23 de abril de 2014
Me hubiera gustado que todos ustedes hubieran visto en la noche del martes pasado, alrededor de las once, un programa de Televisión, da igual la cadena, para que pudieran responderme a la pregunta del título.
Pero probablemente que será una casualidad que lo hayan hecho. Yo he de empezar diciendo que no vi el programa desde el inicio, ni tan siquiera el principio de la entrevista con el personaje del que quiero hablarles, que me impactó cuando empecé a verla. En el subtítulo se podía leer una inscripción que decía más o menos que “Soares Gamboa” asesinó a 29 personas y dejó heridas a 121 más. (Seguro que ya saben de quién hablo, pues su historia es vieja). Naturalmente se refería a la persona que estaba en pantalla. Me quedé alucinado y ya me enganchó hasta que terminó la entrevista con el citado terrorista. Por si no lo saben, resulta que se trataba de uno de los componentes del “Comando Madrid” de ETA que, allá en la década de los ochenta, cometió varios atentados. Los que ya teníamos uso de razón por aquella época, seguro que lo recordaremos siempre como uno de los Comandos más sanguinarios que haya tenido ETA, en sus cincuenta años de fatal historia desde que empezara a matar. Y, efectivamente, ahí estaba él, “fuertote, sanote…y arrepentido, eso sí”, contándolo todo. Cómo lo planeaban, fabricaban los artefactos y cómo ocurrieron los atentados. Cómo los asesinaban simplemente porque sí: a varios militares, doce jóvenes guardias civiles en Madrid. el general Sainz de Inestrillas y su chófer… También contó que el otro compañero de él, era De Juana Chaos, ese terrorista tan…, ahora desaparecido, pero que participaba activamente en todos los atentados, porque era el que más sabía de explosivos. Soares Gamboa le calificaba como que era el más militar y al que le tenían un cierto respeto porque sabía mandar y construir los artefactos explosivos para realizar los atentados. La verdad que te ponía los pelos de punta, cuando el entrevistador Pedro J. Ramírez le atacaba, pidiéndole que explicara lo que sentía cuando asesinaba y él respondía “que, entonces, nada”. Contó también cómo decidió marcharse de Madrid, cuando ya le reconocieron, porque vio su fotografía en alguna revista. Tal vez, si no hubiera sido por eso, hubiera perpetrado muchos más atentados, porque en aquella época estaban muy bien organizados y no sentían el más mínimo arrepentimiento por los asesinatos que cometían. Contó también cómo se libró del atentado, preparado para él, el entrevistador, por no acudir a un partido de Baloncesto... Siguió contando que se marchó a Argelia en el otoño-invierno del 1986. La huida la llevó a cabo con un conductor que le llevó a Lourdes, de allí en tren a Ginebra y desde Ginebra a Argelia. Le mandaron allí porque entonces querían formar en ese lugar un campamento logístico de todos los terroristas más reconocidos y buscados, que eran unos cincuenta o sesenta. Cuando ETA llevó a cabo, él no participó, el atentado del HIPERCOR en Barcelona, en donde hicieron la matanza indiscriminada de personas inocentes civiles, parece ser que ahí empezó a ver la luz del arrepentimiento de lo que él había hecho antes. Después marchó a la República Dominicana, discutió con los compañeros y allí ya decidió entregarse a la justicia. Entonces escribió una carta al Sr. Atuxa, que le contestó que se entregara y que se viniera para España. Parece ser, según pude interpretar en el programa, que así lo hizo. Se entregó a las autoridades españolas, colaboró con la justicia, contó sus asesinatos y se le condenó a “dos mil años” de cárcel. Pues bien, según una colaboradora del programa, cumplió cinco años de cárcel, aunque él rectificó y dijo que siete, quizá alguno, esto no lo vi muy claro, en tercer grado. Que de la condena millonaria de dinero, a él le habían embargado todos sus bienes, (no dijo cuántos eran), sólo dijo que no había hecho ningún alzamiento de bienes. La misma entrevistadora le preguntó si había pensado ayudar a un conductor que se quedó parapléjico en uno de sus atentados, a lo que él contestó que no, que no se le había pasado por la cabeza, pero que estaba en el paro y ahora no podía ayudar. Y más grave todavía, la colaboradora habló de que este terrorista, al menos, había colaborado con la justicia y había cumplido siete años?, pero que otros, sin colaborar, habían cumplido esos o menos. También le preguntó si había pedido perdón a los familiares de las veintinueve víctimas y dijo que al padre de una de sus víctimas se lo había pedido en el despacho del Sr. Garzón, y que a los de los otros veintiocho, lo pidió públicamente en un juicio… ¡Que ahora lo contaba para que no se volviera a repetir eso...! ¿Cómo puede él evitarlo? ¿Dos mil años… reducidos a siete?...
Aquellos que vieron el programa, me gustaría que me contestaran. Y vosotros, que no lo habéis visto, con lo que os he contado, muy incompleto por cierto, decidme… ¿qué pensáis vosotros?