OPINIÓN

Elecciones, 1: Feudalismo

Manuel del Rosal

Irene González Moreno | Miércoles 23 de abril de 2014
“Un hombre no puede montar tú espalda, a menos que esté doblada. Martin Luther King

Yo prefiero doblar mi espalda para trabajar que doblarla ante ningún señor que me da a cambio las migajas de su banquete. Así soy libre.

FEUDALISMO.- Organización social, política y económica de la Europa occidental entre los siglos IX y XV. El señor donaba al siervo un terreno para que este lo cultivara a cambio de la fidelidad total al señor y de la entrega de parte de la producción. El señor se comprometía a defender y proteger a su siervo. Era un contrato entre hombres libres y el no cumplimiento (felonía) por parte, tanto del siervo como del señor, era sancionado por la ley.Se acerca el día, la maquinaria electoral se engrasa. Olvidando la austeridad en esta época de crisis, los alcaldes, temerosos de perder su sillón; ofrecen de todo: cheques bebé, subsidios de 300 euros, ayudas a familias y un sin fin de panes para hoy – más bien bollitos pequeños de productos congelados – y hambre para mañana. España es un patio de Monipodio donde se compra y vende todo por el voto. No importa que las deudas – que no pagaran estos alcaldes – ahoguen a los ayuntamientos, a las comunidades y a la nación.

Un nuevo feudalismo se ha implantado en España desde hace 35 años. Son los subsidios que los políticos dan a sus electores a cambio de sus votos. Hay en España comunidades donde este sistema de nuevo feudalismo lleva implantado desde el inicio de la democracia. Los señores feudales son los que forman el gobierno y los votantes (siervos) son los que mediante el beneficio que reciben en forma de subsidios, garantizan al político (señor feudal) su voto. El siervo o votante, temiendo perder el subsidio que le permite medio vivir, vota siempre a quien le garantiza ese subsidio vital para su subsistencia. El señor feudal político mantiene esos subsidios para garantizarse el voto de sus siervos; con una diferencia: en el medieval, si el señor feudal no cumplía con sus deberes de protección y auxilio hacía su vasallo, incurría en felonía y debía responder ante la ley; en el nuevo feudalismo político, el señor feudal puede prometer durante las elecciones cualquier cosa y después no cumplirla sin que tenga que responder ante la ley. El siervo lo sabe y lo sufre, pero es tal su miedo a perder el beneficio (subsidio) de su señor, que seguirá votándolo en previsión de que otro gobierno se lo retire. En este nuevo feudalismo el siervo se dobla y carga sobre sus espaldas a toda una clase política que vive como aquellos señores feudales, es decir, nadando en privilegios las migajas de los cuales las reciclan en forma de subsidios, para permanecer años y años anclados en la poltrona. Entre los siglos IX y XV España tuvo la espalda doblada política, social y económicamente por el sistema feudal; hoy, en el siglo XXI, y tras 35 años de democracia, en España sigue vigente el feudo con el agravante de que en aquel entonces los vasallos y siervos servían en última instancia a un sólo rey, mientras hoy los vasallos y siervos sirven a diecisiete reyezuelos. En España los siervos y vasallos desaprovecharon la ocasión que se les brindó en 1975 para no tener que doblar la espalda ante los señores feudales, y la desaprovecharon por un “feudo” en forma de subsidios. España es así.


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