¿Votar?, no gracias

Cada mañana, miles de familias españolas, abren el frigorífico y encuentran su interior casi desprovisto de víveres.

A duras penas y echando mucha imaginación, hoy se podrá hacer la comida, pero mañana, con solo medio limón seco, un huevo, una botella de agua y un cartón de leche con contenido para una sola ración, no dará para dar de comer a la familia. El subsidio de desempleo está a punto de llegar a su fin, ya hay más de un recibo pendiente de pago de la hipoteca y el banco amenaza con procedimiento judicial. El coche, que lleva casi un mes sin moverse, por no haber podido echar combustible ni pagar el recibo del seguro, esta en venta, pero nadie paga más de cien euros por él. Cunde la desesperación y la impotencia. Además, la inestabilidad y abatimiento en miles de familias, se hacen insostenibles.

Es el reflejo de miles de hogares y la realidad de millones de tragedias. Es el espejo de los malos gobiernos, de la perniciosa política y de un funesto panorama social y económico que hunde crecientemente en la pobreza a trabajadores y familias. No hay salida, el espectro del desempleo se extiende por cada rincón de un país, mermado por la multitud de autonomías y el cataclismo al que nos han llevado los políticos de uno y otro bando a través del desgobierno y el despilfarro.

Por tanto, ante la ruina de España y las próximas elecciones, ¿cabe votar a los súbditos de Zapatero?, ¡nunca! Él es culpable directo de haber destruido la confianza de los españoles, de haber desprestigiado la democracia, de haber empobrecido al país, de haber despilfarrado, de haber alimentado la corrupción, de haber creado un Estado insostenible, de haber destruido más de un tercio del tejido productivo español, de haber antepuesto siempre sus propios intereses y los de su partido al bien común y de haber hecho retroceder a España muchas décadas en prosperidad, decencia, orgullo, prestigio y dignidad.
¿Es por tanto más valida la opción de votar a los correligionarios de Rajoy? En absoluto, jamás desvela su programa de gobierno porque desea gobernar a toda costa y no quiere perder votos. ¿Significa eso que teme que si dijera lo que piensa hacer cuando esté en el poder perdería votos? Es lo más probable.

No seré yo, quien aporte grano al pesebre y ojala, ningún español lo hiciera. Además, pensándolo bien, ¿en qué se diferencian el PP y el PSOE? ¿Y sobre las demás opciones políticas?, da igual, estoy convencido, son todos unos hijos de los intereses propios y los de su partido y lo que nos hacen falta, es bien diferente: gentes capaces, estadistas bien formados, gente inteligentes, honrados y con verdadero espíritu y vocación de servicio público.

Por tanto, la única opción válida que nos queda a los españoles es no acudir a las urnas. Yo, al menos, desde mi convicción, libertad, responsabilidad y solidaridad con los casi cinco millones de parados y las familias que lo están pasando mal, así lo haré.