LA OPINIÓN DE NUESTROS LECTORES
Redacción La Voz del Tajo | Miércoles 23 de abril de 2014
Quería poner en conocimiento de los talaveranos un suceso que aconteció hace unos días. Soy empresario agrícola-forestal y un cliente me planteó una duda sobre un camino y su parcela (rústica) que se encuentra en un pueblo cercano a Talavera.
Tomé la decisión de ir al Ayuntamiento para aclarar que pasaría si ese mismo caso se diera en Talavera, ya que si tuviera otro cliente con la misma problemática aquí, podría informarle yo directamente.
Esperé el día y hora establecidas por el Ayuntamiento para realizar las preguntas a los técnicos.
Pues bien, entré en la sección de aparejadores (Urbanismo) y me encontré con una persona, funcionario, la cual ni me miraba a los ojos mientras exponía mi duda y ni siquiera me dejaba acabar la frases porque me cortaba una y otra vez diciendo que sólo respondía a preguntas concretas de Talavera y me pedía polígono y parcela. A pesar de mis intentos por explicarle que era una duda general y que no era una parcela concreta, este hombre parecía un disco rallado siempre cortándome las frases y con la misma cantinela “¡polígono y parcela!” que me recordaba a las órdenes de un capitán (pero de capa caída).
Este hombre resultaba ser más frío que el hielo (tenía la sensación de que si venía una “ventolera” de aire, ni se iba a despeinar), me parecía que mis problemas le importaban “un pito”. Por supuesto que no voy a ser yo el que juzgue la profesionalidad de alguien por su personalidad, sólo expongo mi sensación, cada uno es como es. Si contara para el sueldo la personalidad, a lo mejor se comportaba de otra manera porque eso sí, estos al dinero seguro que responden bien.
Los trabajadores que tienen el puesto asegurado y que no muestran el más mínimo interés por los problemas ajenos, me repelen profundamente, y más si cabe en estos tiempos tan complicados para “casi” todos.
Tal fue mi frustración que le dije que no me iba sin que me respondiera y por supuesto que era un “caradura” que se creen que son intocables al ser técnicos y tener su puesto asegurado. Evidentemente entonces sí reaccionó y me dijo que me fuera. Le dije que no. Este hombre se levantó y empezó a dar “bandazos” por el despacho y por los pasillos dando lugar a que se enteraran todo el personal que estaba por allí.
A todo esto, permanecí sentado en todo momento en la silla del despacho, sin alterarme, cuando escucho de repente: ¡¡llama a la policía!! (y hecha a la escoria, le faltó decir), me giré y ví a una señora diciendo esto (funcionaria del Ayuntamiento) sin que nadie le hubiera dado vela en este entierro. Así es como se apoyan (y se tapan) unos a otros.
Al rato vino la policía, yo seguía sentado en el asiento del despacho. Le expliqué todo y como el hombre seguía sin querer responderme y yo le seguía exponiendo mi duda, la policía me invitó a que abandonara el edificio ya que no íbamos a llegar a ningún fin, y así lo hice.
Mientras me iba, un señor encorbatado del mismo departamento me dijo que me iba a responder el secretario, y se fue. No sabía donde estaba el despacho del secretario ni nadie me lo indicó, empecé a buscarle y cuando dí con su oficina no había nadie; otra argucia más por la que quedan “retratados”.
Para que sepan de lo complicado de mi pregunta, esta fue resuelta en el tiempo que tardé en ir desde el Ayuntamiento a la Calle Carnicerías, al edificio de la diputación. Allí precisamente dí con otro funcionario que era justamente lo contrario al anterior. Me atendió de manera educada y muy amable, hasta se introdujo en la web de catastro para ilustrarme con un ejemplo. Le estoy muy agradecido.
No pretendo que este artículo se entienda como una crítica a los funcionarios porque como en todos lados “hay de todo”. Este artículo es una crítica a las personas y más en estos tiempos donde duele más que cada uno mire por lo suyo y a dormir bien por las noches que es lo que interesa.
Fdo.: Andrés Blázquez Jiménez
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