Redacción La Voz del Tajo | Miércoles 23 de abril de 2014
En relación con las pretensiones de la empresa ISOLUX, gestora de los aparcamientos subterráneos de la Avda. Pío XII y del Prado, desde el Grupo Municipal de Izquierda Unida y FSyC de Talavera queremos manifestar nuestro apoyo al informe jurídico y al acuerdo adoptado, ayer, por la Junta de Gobierno Local. Dichas pretensiones, tanto las económicas como las de convertir a los ciudadanos en rehenes de su negocio eliminando plazas de aparcamiento públicos en las calles de su entorno son tan increíbles como inaceptables.
Dicho lo anterior, conviene hacer memoria y recordar las circunstancias que rodearon la construcción de estas instalaciones y las desmesuradas expectativas que quienes las instigaron, pusieron en ellas. Tal y como desde Izquierda Unida preveíamos y manifestábamos ya entre los años 2008 y 2010, los problemas del comercio y la actividad económica en el centro urbano de Talavera, nada tenían que ver con la escasez de aparcamientos y SI, entonces y ahora, con la coyuntura económica, con un modelo de movilidad y accesibilidad desastroso y con la imperiosa necesidad, ignorada e insatisfecha, de la aplicación de un tipo de urbanismo comercial adaptado a las necesidades y peculiaridades de esta zona.
Y finalmente, conviene también recordar y reiterar lo que desde Izquierda Unida reclamamos y defendimos entonces y ahora. Los aparcamientos subterráneos de Pío XII y del Prado tenían y tienen sentido si su destino hubiese sido o fuese el de uso residencial en al menos el 75 % de su capacidad. La retirada de una importante cantidad de vehículos de la superficie en una zona saturada hasta el extremo hubiese sido un excelente punto de partida para encarar una mejora sustancial de la movilidad y accesibilidad en toda ella. Esto, unido a restricciones al tráfico rodado en beneficio de una progresiva peatonalización es lo que la revitalización comercial, económica y residencial del centro urbano y el casco histórico de Talavera y de cualquier ciudad como ella necesita. Justamente lo contrario de lo que con la construcción de los aparcamientos que nos ocupan, se pretendía y este es el resultado.