Alberto Retana | Miércoles 23 de abril de 2014
Créanme si les digo que uno se entristece enormemente a la vista de la realidad que vivimos. Pero no sólo porque estemos en crisis, el dinero no fluya desde las entidades financieras –que sí recurren a los rescates europeos vía Estado español para tapar sus pérdidas– o los ciudadanos se empobrezcan día a día sin tener visos de solución laboral o económica propia o ajena.
Y sigo el dicho de ‘Al César, lo que es del César’ para depurar responsabilidades de lo que sucede en esta bendita Talavera de la Reina de mis desvelos donde algunos continúan en la creencia que pueden obviar aquella cita del sabio presidente americano Abraham Lincoln que decía ‘se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo’.
Gonzalo Lago prefiere tener puestas las ‘gafas de sol’ para no ver más allá de las fronteras del balcón de su despacho en la Plaza del Pan mientras del aplaque de las masas se encargan otros como su brazo armado, el superconcejal Jaime Ramos. Su participación en gobiernos anteriores del PP le han granjeado suficientes afectos para saberlo transformar en un ascenso dentro del Partido aun a costa de recelos en la calle.
Otra manida frase de un presidente de Gobierno, ‘estamos trabajando en ello’ le viene como anillo al dedo mientras Talavera se desangra sin que nadie ponga remedio. Y no hace falta que me cuenten que la culpa es de los de antes. Ya se lo digo yo, de los de antes y de los de ahora. Ninguno de ellos ha dejado de cobrar su sueldo público a la vez que miles de talaveranos y comarcanos tienen que soltar lágrimas por cerrar sus negocios emprendidos con toneladas de ilusión o forzar una sonrisa ante sus hijos cada día, a sabiendas que éstos conocen que su padre y su madre están en paro y les dan de comer a duras penas.
Ni se ha cumplido nada del programa electoral que propuso el actual gobierno municipal, y eso que llevamos casi dos años y medio con ellos, ni se defiende a los talaveranos donde se debe. Cuando esta sociedad note de verdad que se preocupan por ellos, señores Lago y Ramos, quizá sea demasiado tarde.
Seguiremos abriendo el abanico, si les parece. Eso sí, hagan el favor de no enfadarse por las críticas, que eso ya huele a otra época.
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