Hubo un tiempo en el que el carnaval y la muerte paseaban juntos de la mano por las calles de los pueblos y las ciudades españolas. Aunque parezca increíble, el carnaval es en origen una festividad religiosa. Los días de carnestolendas (carne que ha de quitarse o retirarse), eran los días precedentes a la Cuaresma, en los que se sucedían una serie de festividades y también funciones religiosas, previas al Miércoles de Ceniza. Estos días de aparente desenfreno, servían para apreciar lo efímero de la vida terrenal, en contraposición a la vida eterna.
En este binomio indisoluble de vida-muerte que se escenificaba en los días de carnaval, era frecuente la participación activa de las Cofradías de Ánimas Benditas. A partir del siglo XVI, tras la celebración del Concilio de Trento, y en oposición a las ideas del protestantismo, se le concede una gran importancia al Purgatorio, ese lugar donde las almas iban a purificarse, y cuya estancia podía acortarse mediante el ofrecimiento de misas por el difunto. Con esta finalidad de procurar las misas y sufragios a los fallecidos, surgen las Cofradías y las Capellanías de la Ánimas Benditas, que suscitaron un gran interés vecinal, al no tratarse de agrupaciones gremiales, sino de interés colectivo y con un marcado fin social.
Sabemos que una de las formas frecuentes de participación que se llevaba a cabo por parte de estas cofradías en la obtención de donativos para las misas de difuntos, no siempre bien vista por las autoridades eclesiásticas, eran los desfiles y bailes de soldadescas:
“Es condición que ha tenido de mucho tiempo a esta parte en los días de carnestolendas, algunas personas devotas de las ánimas del purgatorio y celosas de la honra de dios, fomentaron de salir en los días de carnestolendas con disfraz de soldados, haciendo con ellos los bailes y juegos indecentes, que acostumbran hacer, llevando así mismo su fin y motivo de pedir limosna…” (Correspondencia entre las autoridades eclesiásticas y el Arzobispo de Toledo Portacarrero, finales del siglo XVII)
En la provincia de Toledo tenemos numerosos ejemplos de la existencia de estas soldadescas de ánimas, que proliferaron durante los siglos XVII-XVIII, en pueblos como Alcaudete de la Jara, Mejorada, Las Herencias, etc. algunas de ellas desaparecidas actualmente. En Gamonal, según la tradición oral, la soldadesca surge en un momento histórico diferente, hecho que ha contribuido a que el significado de esta celebración adquiera una dimensión especial que la hace única y enigmática. La historia que ha llegado hasta nuestros días, habla de la fundación de la soldadesca en el siglo XIX, como burla al ejército francés derrotado, que estuvo acampado durante varios años en el cercano cerro llamado Canto de la Zarza. No obstante, es posible que previamente existiera una Cofradía de Animas Benditas, puesto que en el Expediente de Cofradías, Hermandades y Congregaciones del Conde de Aranda (1768-1803) se nombra la existencia en Gamonal de una Cofradía Sacramental, y era muy frecuente en aquella época la fusión de estos dos tipos de cofradías.
En mi opinión, el elemento diferenciador de la Soldadesca de Gamonal es su marcada función como elemento de identidad territorial. En el momento en que tuvo lugar la invasión napoleónica, ese contacto con otra cultura diferente (la francesa), que se produjo además de forma violenta, hizo despertar en Gamonal la conciencia de pertenencia a una comunidad y a un territorio, con identidad propia, que era necesario defender del invasor. Gamonal surgió por la despoblación de un lugar llamado Zarzuela, según se expone en el diccionario Madoz (1845-1850):
“Este pueblo debe su origen al hoy despoblado Zarzuela, cuyos habitantes tenían sus labranzas, pajares, olivares y boyerías en estos sitios, y poco a poco, buscando su comodidad y proximidad a sus ganados, fueron haciendo casas inmediatas a sus posesiones, con lo cual se estableció Gamonal y dejó de existir Zarzuela”.
Por este motivo es probable que en un primer momento Gamonal fuera percibido por sus habitantes como un conjunto de casas, o un arrabal de Talavera, como aparece calificado en las Relaciones Topográficas de Felipe II, pero tal vez fue a raíz de la invasión y posterior derrota francesa, cuando sus vecinos adquirieron verdadera conciencia de pertenencia a un pueblo. La Soldadesca surge en este contexto de victoria, con una marcada vocación territorial y se convierte en escenificación del orgullo gamonino.
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Como no podía ser de otra forma en la tradición festiva española, pronto se le buscan, o se recuperan del pasado, elementos y significados religiosos que le aporten trascendencia y solemnidad, legitimando y consolidando esta celebración, que con el paso de los años supera a la mera burla realizada al ejército francés, y se convierte en un signo de unión, divino y profano, entre todos los vecinos de Gamonal y su territorio. Tiene un gran impacto en esta tradición religiosa el episodio conocido como el Milagro de la Iglesia, acontecido el domingo de carnaval del año 1900, y que quedó marcado como un hito importante en la memoria histórica del pueblo. En dicho año, tras la celebración de la función religiosa en la iglesia, y una vez que hubo salido todo el pueblo en procesión con la Soldadesca y el Cuadro de Animas, se produjo el derrumbe del techo del edificio, justo cuando el párroco procedió a cerrar las puertas, hecho que se interpretó como signo inequívoco de la intervención divina.
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Todos los detalles de los rituales y celebraciones que se llevan a cabo por la Soldadesca, durante el sábado y domingo de carnaval, han sido descritos con gran rigor y profundidad por la antropóloga gamonina Asunción Reyes Corochano, en el facsímil de las Mondas del año 2019, dando cuenta del esmerado esfuerzo realizado en la elaboración de los trajes y de las alabardas, en el orden de los desfiles y, sobre todo, en la alta participación y el profundo calado que adquiere esta celebración, desde su origen hasta nuestros días, y que comienza con su famoso santo y seña ¡Ánimas Benditas! ¡Una perra chiquita!. Cada uno en su papel, (el espantaperros, la reina portando la Bandera de Ánimas, los mandos, los alabarderos, los tambores, la tropilla,…), en total más de 100 personas, aportan a la fiesta diversión y mantienen viva una tradición que refuerza los vínculos entre sus vecinos, y a veces sirve incluso para poner de manifiesto y naturalizar ciertas relaciones sociales que pudieran ser conflictivas, como cuando se saca a besar la bandera a la vez a suegras y yernos, o a vecinos enemistados por cualquier motivo, con un cierto tono humorístico, que resulta entrañable.
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En un plano más íntimo, se evoca a los que ya no están presentes, en la función del domingo de carnaval, mediante un responso en el lugar llamado Las Tres Cruces, momento de gran intensidad emocional, presidio por el Cuadro de las Animas Benditas, y con las alabardas dirigidas hacia el suelo en señal de respeto. Los que fueron, los que son, los que serán, la Soldadesca acoge a todos sus miembros y refuerza el sentimiento de pertenencia a una comunidad, con una mirada hacia el pasado, el presente y el futuro.
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En la celebración de las Mondas de Talavera, la Soldadesca viene desfilando convirtiéndose de esta forma en referente también de identidad comarcal. No imaginamos Gamonal sin su Soldadesca, ni Talavera sin sus Mondas, ni las Mondas sin la Soldadesca de Gamonal. En ese intercambio de bastones e identidades que cada año renueva los lazos de amistad y colaboración entre pueblos de una misma comarca, podemos darnos cuenta del marcado carácter territorial de esta tropa, que con sus cintas coloridas, alabardas y trajes tradicionales, transmite orgullo y entusiasmo, reivindicándose como entidad local.
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En este espectacular carnaval de ánimas, de bailes de bandera y rondas de solidaridad, encontramos los antropólogos un “hecho social total”, es decir, un acontecimiento en el que una sociedad al completo expresa mediante símbolos y manifiesta de golpe, sus creencias, sus valores, sus recuerdos, sus relaciones, sus gustos estéticos y en definitiva, su más pura esencia. Bien merecida es, por tanto, la recientemente obtenida Declaración de Bien de Interés Cultural, que sin duda ayudará a comprender y mantener vivo este singular patrimonio de la Soldadesca de Gamonal.
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