En un marco de solemnidad, fervor y vocación caritativa, la Cofradía de la Santa Caridad ha celebrado la festividad de San Sebastián, consolidándose como una de las tradiciones más arraigadas de Toledo. Este año, el acto ha brillado no solo por su riqueza litúrgica, sino por el profundo mensaje de compromiso y esperanza que ha transmitido a la ciudad.
La ceremonia principal, celebrada bajo el rito hispano-mozárabe en la Parroquia de las Santas Justa y Rufina, tuvo como eje central la incorporación de nuevos hermanos y hermanas de la Cofradía, como la entrada como hermano de la Cofradía del Vicario Episcopal para Laicos, Familia y Vida de la Archidiócesis de Toledo, Enrique del Álamo González. Este gesto de unión entre la vida eclesial y las acciones caritativas resalta el papel de la Santa Caridad como puente entre la fe y la transformación social.
El acto estuvo presidido por el Capellán Mayor de la Cofradía de la Santa Caridad, José Antonio Martínez, y concelebrado por el Deán de la Santa Iglesia Catedral Primada, Juan Pedro Sánchez Gamero, por el vicario episcopal para la Evangelización, Miguel Garrigós, por el presbítero Joaquín Garrigós, y contó con una nutrida representación de autoridades civiles, militares y eclesiásticas, así como de colectivos sociales y cofradías, evidenciando el impacto espiritual y social de esta festividad en el tejido toledano.
En su intervención, Fernando Redondo Benito, Mayordomo de Finados, destacó la relevancia de San Sebastián como ejemplo de fortaleza y fidelidad, cualidades que inspiran el compromiso diario de la Cofradía con los más desfavorecidos. “San Sebastián no solo es un mártir; es un faro que ilumina nuestro camino de servicio y entrega. Esta festividad es un recordatorio de nuestra misión: transformar el dolor en esperanza y ser testimonio vivo del Evangelio”, afirmó Redondo Benito.
La ceremonia también sirvió para poner en valor la importancia de mantener vivas las tradiciones hispano-mozárabes en una sociedad cada vez más desvinculada de sus raíces culturales y espirituales. “La Santa Caridad es historia, pero también es presente y futuro. Nuestra tarea es custodiar este legado y proyectarlo hacia las nuevas generaciones, con un mensaje renovado de fe y acción solidaria”, añadió el Mayordomo de Finados.
La celebración no se limitó al acto litúrgico. En consonancia con su identidad, la Cofradía organizó una cuestación extraordinaria destinada a los talleres infantiles de Cáritas Diocesana de Toledo, reforzando su vínculo con los sectores más vulnerables. Además, la jornada contó con la participación activa de entidades sociales como DOWN Toledo, APANAS y la Asociación Española contra el Cáncer, que se unieron para subrayar la importancia de construir una sociedad más inclusiva y solidaria.
“El servicio a los más débiles no es una opción, es una obligación cristiana. Nuestra fe nos impulsa a estar donde otros no llegan, a llevar luz a las sombras y consuelo a las heridas más profundas”, expresó Fernando Redondo Benito, quien destacó la labor de la Cofradía en ámbitos como la pastoral penitenciaria, una de las iniciativas más significativas de la institución.
La festividad de San Sebastián es también un punto de encuentro entre tradición y actualidad, un evento que une a cofradías, colectivos sociales y autoridades en torno a un mensaje universal: la caridad como fuerza transformadora. La presencia de personalidades destacadas de la sociedad toledana, junto con representantes de las Fuerzas Armadas y los Cuerpos de Seguridad, otorgó un carácter institucional a una jornada que trasciende lo religioso para convertirse en un emblema de unidad y servicio.
La Cofradía de la Santa Caridad, fundada en el año 1085, reafirma con cada celebración su papel como referente espiritual y social en Toledo. Más que custodiar un legado, los hermanos de la Santa Caridad se han comprometido a darle vida y sentido en el contexto actual.
“Cada gesto de caridad, por pequeño que sea, es un acto de fe en acción. Nuestra labor no es solo recordar el pasado, sino construir un presente donde la esperanza sea una realidad palpable para quienes más lo necesitan”, concluyó Redondo Benito.
La festividad de San Sebastián de la Santa Caridad ha dejado, una vez más, un mensaje claro y rotundo: la tradición no es estática, sino una llama que se mantiene viva a través de la fe y el compromiso. En un mundo marcado por las desigualdades, la Santa Caridad sigue siendo un testimonio de que la solidaridad y la devoción pueden cambiar realidades y sembrar un futuro más justo y humano.