En realidad, lo he sabido siempre. Y estoy cansado de indignarme. Indignarme con los políticos. Indignarme también con los necios que defienden una opción política u otra. Me indigno con ambos y, ante la inutilidad de hacerlo, me canso. Me agoto, me hastío y… ya no me no me enfado con nadie, para mi desgracia.
Me hastío con todos los políticos inútiles de la Comunidad valenciana, de PP-VOX; inexpertos, indecisos, incapaces de echarle un par de narices porque están más pendientes de cargar la responsabilidad de la inacción al PSOE que de actuar. Y, del mismo modo, me indigno contra el PSOE, más pendiente de echar fango y mierda contra el gobierno PP-Vox que de mandar efectivos, aceptar culpas y dar su beneplácito a las ayudas de Francia. Y por su orgullo. Y por no reaccionar a tiempo.
Autosuficientes ambos, pagados de sí, ansiosos de poder, unos y otros, de izquierdas o de derechas, del PSOE, de Vox, del PP. Poca altura, ninguna a la hora de cumplir con sus obligaciones. Solo son capaces de mostrar pánico. Pánico de que les propinen un “zasca” y no ser capaces de devolverlo. Se preparan para eso, no para ayudar ni cumplir con su obligación. Piensan que, a base de “zascas”, van a conseguir subir en el share, en la intención de voto y que ahí acaba todo. Es su único interés. Su único cuidado es alcanzar el poder para corromperse, para robar, para cobrar sueldazos vergonzantes, para ser famosos, para pasar a la historia, para ser cabezas de ratón.
Y el problema es que tienen razón. Actúan en consecuencia.
LAS REDES SOCIALES
El votante solo atiende a los “zascas” que aparecen en las redes sociales, en los “clips” de YouTube donde, interesadamente, evitan mostrar el “zasca” del contrario. La respuesta del partido contrario no la exhiben. El usuario no la conoce. Solo exhiben el “zasca” que “de los suyos”. Y la plataforma selecciona lo que más le interesa al parroquiano, que solo consume “clips” de su partido, de su ideología, donde se machaca al adversario. El ciudadano, despreocupado pero interesado a la vez por la política como espectador de un producto de mero entretenimiento, según las ideas que él defiende, es un comprador compulsivo de ese nutrido pienso que es la dopamina, donde su partido siempre queda vencedor y el enemigo es derrotado. Y así, un día tras otro, se polariza. Algo que las distintas redes sociales alimentan.
EL TRUE CRIME
Esa es la política que le interesa vender al propio político, porque le es inevitable. Porque se da cuenta de que, si no vende “eso”, fracasa. No le votan. Es una política de entretenimiento, como si fuera un serial, un reallity show para que el ciudadano se distraiga con medias verdades, viendo ganar al bueno y perder al malo. Como si fuera un “True Crime”. Y ya sabemos que los crímenes reales gustan más que la ficción. La política, así, funciona como una serie diaria de “True crime” con conexión directa con la contexto y ambiente que te circunda. Un género narrativo de lo más eficaz. Por eso, izquierdas y derechas se preocupan de “alimentar SU relato”, “ganar el relato” más que reflejar la realidad con todas sus aristas. Relato frente realidad. Y el ciudadano-espectador, en consecuencia, vota ajeno a la realidad completa y compleja. Porque no la comprende, porque no la conoce, porque aborrece lo complejo. Él solo quiere distraerse con la política de “zascas”.
SESGO DE CONFIRMACIÓN
Así, los “pufos” de “su partido” se evitan. La realidad se tergiversa a su gusto personal y no se muestran esos “clips” contrarios. (“Clips” breves, por favor, para hacer un rápido “scroll”, a ver si te vas a herniar las meninges). La realidad que se te ofrece desde esas redes sociales ha sido “capada”, para que te regocijes y degustes aquello que te es más grato. Como si las redes sociales fueran unas plataformas de entretenimiento y consumo, (lo que son), la información que te llega es sesgada, por puro interés comercial. Alimentan el “Sesgo de confirmación”. Solo consumes aquello que te gusta y evitan enseñarte aquello que te cabrea. Para que acudas una y otra vez a la red social.
INTERES ECONÓMICO
Cada vez que entras en YouTube, en Instagram, en Facebook, en Twitter, (estas dos se han hecho transgénero y ahora se llaman “Meta” y “X”) contabilizan cada visita. Unas plataformas compiten contra otras y su ideal es el monopolio. Por eso, el deseo de esas redes es enredarte, atraparte, hacerte su esclavo. Y si te cabrean no las vas a consumir. Por eso seleccionan lo que te agrada. Un día tras otro, un año tras otro, mes tras mes te hacen consumir noticias que te informan de lo más llamativo, de los éxitos de tu partido. Aunque se polarice a la sociedad. Les da igual, mientras consumas. Sólo ves lo que dice tu ideología, evitando que te informes, que conozcas las respuestas y noticias del partido contrario y de los “pufos” de “los tuyos”. Eso no se muestra. Ni se lo muestran al votante de izquierdas ni al de derechas. Verdades a medias para los dos. ¿Qué ha hecho mal tu sacrosanto partido? De eso no te enteras. Y así un día y otro, un mes tras otro, un año tras otro, polarizándote, creyendo que tu partido es la respuesta mágica y el otro el demonio. Informado, pero polarizando. Por puro interés. Interés de las plataformas para que consumas. Interés de los partidos mostrando espectáculo para que te polarices, venzan en las encuestas y ganen las próximas elecciones, elección tras elección.
PAPÁ PARTIDO, MAMA RED SOCIAL
Pero he cometido un error. He llamado información a lo que consumes y hemos dicho que no. Eso no es información, ni siquiera información sesgada lo que aparece en los “clips”, en los “shorts”, en los “reels”, sino mero entretenimiento. El héroe que le pega un mazo al enemigo y el enemigo que cae al suelo, sin capacidad de respuesta, sin decir esta boca es mía; eso ves. Porque “lo otro” no te lo sacan. El “clip” está capado. El “reel” acaba cuando va a intervenir el otro partido. El algoritmo es un robot inhumano diseñado por las empresas para ofrecerte más videos según tu consumo. Ha calculado tus gustos, sobre todo políticos. Tu político favorito ha lanzado la pedrada y, muy paternalista, muy amable, papá YouTube, mamá Instagram, el primo o prima o prime Twitter, o X o Facebook o Meta te saca solo al que te gusta, con natillas de vainilla y manzana caramelizada, junto a un payaso que hace momios, y retiran de tu vista al coco que te hizo daño, a ese político malvado que apareció después de la intervención de tu favorito y que, en lugar de caer aturdido como tú pensaste en el “clip” cortado, le lanzó otra serie de “zascas” tan contundentes o más a tu héroe. Pero tú no lo viste. Porque no quieres ver fracasar a tu héroe, ¿verdad, bonito?, y mama red social no te lo mostró.
FANGO EN CASTILLA LA MANCHA Y EN VALENCIA
Eso ha ocurrido en Valencia y en Castilla-La Mancha con la tragedia de la “Dana”. Un fango de desinformación, fango y lodo de desesperación que ellos convierten en fango indignante. Pero esta vez fue fango y riada de verdad. ¿La culpa fue de tu partido? ¡No, del otro! ¡Del otro siempre! Porque ¿quién crea ese estado de fango?, ¿quién lanza primero la mierda? ¿Quién fue el primero en encender el ventilador? ¿El otro partido, claro! “¡¡Han sido ellos!!”, gritas. Pero hay sido los dos. “Sí, es cierto, han sido los dos —reconoces, en un gesto de falsa imparcialidad—, pero los del otro partido más, mucho más, con más saña, con peores intenciones, y mi partido tiene que defenderse”. ¡Claro, claro!
EL MEJOR SUPERHÉROE
Los dos entran en el infame juego del “zasca” y del entretenimiento que nada tiene que ver con la buena administración, con la política real. Porque la buena administración es aburrida y no invita a votar. Porque no hay dos fangos. Hay tres. El otro fango, el tercero, es el fango polarizado. Y usted está aquí. Fango creado por el ciudadano corriente que solo quiere entretenerse con el divertido espectáculo de la política. Un “True crime” real, con muchos muertos esta vez. En Valencia. En Castilla-La Mancha. Un dolor tan atractivo que usted no puede evitar la droga de indignarse… sólo con el contrario. La dopamina de la política del entretenimiento es una droga y el político que no alimente esa versión de la política, pierde. Dopamina de peleas espectaculares de superhéroes que le zurran la badana a los villanos a base de intervenciones parlamentarias. Es la única que tiene cabida en el Congreso. La otra no. Por eso se selecciona al actor más adecuado, con una verborrea vigorosa, con capacidad para la improvisación y una imagen pública que despierte emoción.
EL POLÍTICO AUTÉNTICO
Y el político sabio y sereno es retirado. Se va. No sirve para “la cosa pública”. Es defenestrado para dar paso a un candidato que sepa encajar los golpes y responder con fuerza en la lengua para que, al menos, quede bien en los clips que le llegan al ciudadano. Y el ciudadano se emociona y cree que su partido está ganando. Porque eso ve. Ve como el contrario sigue insistiendo en su torpeza, en su maldad, y se cabrea con el villano. Y así va la película.
EL POLÍTICO DEL ZASCA
Probablemente, el político eficaz, el político que sabe hacer las cosas, el político en la sombra ya ni siquiera esté en la sombra ni esté en política. Haya desertado de esta lucha barriobajera y se haya dedicado a otra cosa. Porque la política tiene un 10 % de gestión y un 90 % de espectáculo. La muerte en Valencia, el dolor por las pérdidas humanas, por la falta de previsión de las administraciones, sean estas locales, regionales, comunitarias o nacionales, no tiene cabida. Importa el “zasca”. Se elige al político por su capacidad de dar “zascas”. La masa social se polariza a base de “zascas” y repetimos el bucle cada cuatro años. Sin mayores o mejores argumentos, sin recursos económicos para hacer frente a los desastres. Sin reacción a tiempo. Sin capacidad de gestión. Llegan al poder ambicionando el poder, pero no ambicionando servir. Unos y otros. No me hablen de partidos, porque todos son iguales.
EL CIUDADANO POLARIZADO
Y usted está polarizado, señor mío. Usted también es responsable del fango. Forma parte de ese fango, infecto y maloliente. Tres culpables, tres responsables de lo que ha sucedido en Valencia y Castilla-La Mancha. El PSOE, el conglomerado inútil de PP y VOX y usted. Sí, usted. Porque si usted no llevara tiempo polarizado, refugiado en su ideología y arremetiendo contra la contraria, con la cabeza metida en el móvil, hace tiempo que hubiera dejado de votar y lanzado el mensaje de que necesitamos unos políticos menos mediocres de los que tenemos. ¿Mediocres, digo? Bajos, muy bajos. Barriobajeros.
Usted es el tercer responsable, por permitir que políticos indeseables de uno u otro bando continúen con el relato inverosímil, pero eficaz, de unos contra otros. Y la serie ya va por su cuarenta temporada, si no más. Y lo que les queda.
Sin drogadictos de dopamina y polarización que compren y consuman, no habría droga, ni venta de droga. Pero si no votas, gana el enemigo, ¿no? Claro, claro.
El tercer fango, el tercer responsable es usted: el polarizado.
Si no existieran consumidores no existirán tampoco productos a la venta, “clips” de YouTube, “reels” de Instagram, todo eso. No quería indignarme, pero me indigno.
Pero claro, usted está muy a gusto y entretenido con los “zascas”. La otra política, la aburrida es, como su propio nombre indica, aburrida. La política de los mejores queda descartada. Está usted muy contento, drogado con su dopamina. Porque, claro, mientras no llueva en mi tierra, a usted ¿qué más le da?