Casi 12 horas de Debate sobre el Estado de la Región. Una maratoniana jornada de martes con muchos detalles que merecen la pena espulgar y, por eso, me permitirán que me quede con el grano y desprecie la paja.
Con el permiso de la portavoz del PSOE en las cortes regionales, Ana Isabel Abengózar, la toma de pulso a la actividad política de este año tuvo tres claros protagonistas: Page, Núñez y Moreno; Emiliano, Paco y David.
Por ir de lo grande a lo chico, y tras escuchar las intervenciones de todos, es obligado quedarse con la amplia explicación del presidente de Castilla-La Mancha con las propuestas para 2025; la escenificación de los populares llamando ‘traidor’ a Page en las redes sociales para después ofrecerle siete pactos… nada menos; y la perenne cantinela incoherente de los de una ultraderecha vestida de verde que cada vez tiene menos clientes.
Anótese al margen el brindis al sol de Santiago Abascal, aún presidente de VOX, hacia Puigdemont para aliarse y sacar a Pedro Sánchez de la Moncloa, oído este martes por Madrid.
Sin descentrar la mirilla, ese lenguaje político que debería ser ejemplar para la población que se fija en los próceres de la región se ha podrido de tal manera que ‘traidor’ ya no debe ser un insulto, al menos para algunos. Entonces, políticamente hablando, cualquiera de nosotros podría considerar que algunos diputados podrían ser sinvergüenzas, infieles, alevosos, ingratos o incluso ‘judas’… y aquí paz y después gloria.
No, miren. La cortesía, la amabilidad y, sobre todo, la educación deberían adornar a las personas, más incluso cuando ocupan cargos de responsabilidad, pero no se estila por algunos barrios, sobre todo últimamente en los peperos.
Acabo porque, si no, el largo debate se podría reproducir aquí. Al vicealcalde de Talavera le pillaron con el carrito del helado, ya que quiso exponer su cargo en el atril de San Gil y más bien mostró carencias de dicción o extremos nerviosos cuando se le recordó que empezó la legislatura cometiendo la incompatibilidad de cobrar en las cortes regionales y en el ayuntamiento talaverano a la vez, algo que no se puede hacer.
A más abundancia, se le llenó la boca de agua –la del Tajo que debería abastecer esta bendita tierra y no la costa levantina– y terminó escuchando que el trasvase es su bandera y que en la vergüenza de su defensa llevará la penitencia.
Y ahora sí que termino sólo para recordar a nuestra profesión el gesto de la asociación de la prensa de Talavera respondiendo a otro concejal, curiosamente de VOX y llamado Gerardo Sánchez, que se atrevió a tachar de manipuladores a los medios sin cortarse un pelo, aunque este martes haya pedido disculpas.
Ya sé que el periodismo es la profesión con menos corporativismo del mundo, pero estas cosas –cuando se trata de poner en su sitio a ciertos aspirantes a cortijeros– provoca satisfacción. Más incluso cuando el actuar de los intolerantes es sólo el reflejo de su soberbia y nada tiene que ver con el zoon politikón del que hablaba sabiamente Aristóteles en la Grecia clásica. Pero para entender esto quizá algunos tengan que usar el diccionario.