La defensa de Pedro Sánchez se ha acabado. Sus días de respetable se agotan y aquella escena de Julio César asesinado por los suyos es más que probable que se repita 2.000 años después.
La última jugada con la financiación autonómica a la carta que ha negociado el actual secretario general del PSOE con los de Esquerra Republicana de Cataluña es de libro, el del Príncipe de Maquiavelo. Esas páginas que contenían aquello de “el fin justifica los medios”.
Los defensores de Sánchez en Castilla-La Mancha, como puede ser la delegada del gobierno en la región, o los que han puestos sus manos en el fuego por él en Extremadura, Andalucía, Valencia y tantos otros territorios ahora quedan absolutamente descolocados. ¿Serán capaces de seguir defendiendo esta política caprichosa de un presidente del gobierno que no hace sino mirarse el ombligo desde hace mucho tiempo?
Incluso ha ido más allá. En la vergonzosa causa contra su esposa Begoña Gómez en la que ha sido citado como testigo ha pedido a la Abogacía del Estado que se querelle contra el juez Peinado. Estamos reviviendo aquella época de la Ilustración con los reyes europeos plenipotenciarios que exclamaban aquello de “El Estado soy yo” de Luis XIV y todos habían de pasar por el aro.
Líbreme Dios de enjuiciar la labor del enjuiciador Peinado o de la réplica del maquiavélico Sánchez pero sí es necesario aportar ese dato que suele abrir un agujerito de luz. En esta ocasión tiene nombre de ciudad y se llama Talavera.
Aquí, en Talavera de la Reina, fue donde se iniciaron (a los 40 años) las andanzas judiciales de Juan Carlos Peinado después de pasar por Arenas de San Pedro y seguir más adelante en Getafe y Madrid, eso sí después de haber tenido mesa y sillón en el bufete de dos destacados dirigentes populares, entre ellos Esteban González Pons. De ahí dio el salto a la judicatura y no esconde su cercanía al partido que dirige Feijóo. De hecho su hija es concejala en el ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón, en Madrid.
Ante todo esto, el choque de trenes era previsible pero… ¿la venganza de Sánchez la tenemos que pagar todos los españoles? El maquiavelismo es lo que tiene, muestra rasgos egocéntricos, calculadores, explotadores y mentirosos pero también te aleja de la relación social. Una situación que –como decía al principio– puede provocarte la muerte política cual Julio César aquel 15 de marzo del año 44 a.C. cuando cayó asesinado en el Senado, víctima de una conspiración orquestada por un grupo de senadores opuestos a sus ambiciones autocráticas. Maquiavelo Sánchez, se masca la tragedia.
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