¿Qué pretenden los demócratas? O mejor dicho, ¿acaso pretenden algo? ¿O son tan insensatos como la derecha aquí en España? Desde luego, aquí tenemos costumbre. Si hubiera pasado aquí, no nos extrañaría. Que pongan en bandeja al propio candidato para que lo devore el candidato opuesto es el pan nuestro de cada día en España. Pero, en el caso de los americanos, produce tanta hilaridad como fastidio que sean tan grandes, tan fuertes, tan altos, tan rubios, tan superhéroes, tan todo, y que luego también sean tan lentitos, incapaces de detectar que Biden no es el candidato ideal. No lo es para enfrentarse a un teleñeco peligroso como Trump, que desprestigiará a la institución de la Presidencia de los Estados Unidos si vuelve a ganar. Y es que no me lo puedo creer. No me puedo “ni de creer” que los demócratas hayan elegido a este pelele de paja como aspirante, ¡con lo golosa que es la profesión de político!, que debe estar repleta de tiburones ansiosos sangre fresca y de vampiros trepadores dispuestos a machacar al enemigo republicano con brillantez y eficacia. ¿De verdad no tenían otro candidato mejor que este ancianillo que han sacado del asilo para dependientes?
¿Y obligarle, al pobre hombre, a participar en la lucha de barro de un debate, con esa expresión cansina y balbuciente que ostente? ¿De verdad que no tenían otro? Elegir un mal candidato como Biden es darle ocasión a Trump para que vuelva a ganar las elecciones a la Presidencia tres veces seguidas. Inconcebible que los asesores y el propio partido haya decidido que Joe Biden deba optar y representarles. Solo se me ocurren cuatro motivos razonables para que tal despropósito haya sucedido.
LOS CUATRO MOTIVOS.
Primero de ellos, el más incalificable, pero puede ser, es que los demócratas sean en realidad unos republicanos enmascarados. Que todo forme parte de un complot y que América sea, en realidad, un cortijo donde gobierna un único partido, el conservador. Y que todos simulen una farsa democrática pero que, llegada la hora, aplaudirán a escondidas y sacarán el champán en secreto cuando en noviembre gane Trump. Inaudito, ya digo, pero los “conspiranoicos” que afirman que solo existe una opción conservadora en América y que la democracia allí es una pantomima llevan camino de tener razón, con tan solo ver a Biden y el tufo que desprende a tongo esta pugna electoral. Con dos soplamocos mal dados cae Biden en la lona, fingiendo que le han sacudido yesca marinera, y se le sueltan los esfínteres. De hecho, ya se le sueltan después, durante y antes de caer en la lona, sin tocarle.
SEGUNDO MOTIVO, LA LUCHA INTERNA DEL PARTIDO DEMÓCRATA.
Pues sí, el segundo motivo que se me ocurre es que la reyerta política existente dentro del propio partido demócrata haya concluido en este pacto de rajaos. Eligen a Biden como candidato para no molestarse entre ellos. Demócratas contra demócratas peleando a cara de perro por hacerse con la candidatura y, como las fuerzas estaban igualadas, que el aparato del partido haya decidido tirar por el camino de medio y elegir a un petiseco que tenían en un geriátrico para dar en las narices a los postulantes en conflicto. Ni pa ti ni pa mí. Y, quieras que no, a la postre, han elegido al peor, sin darse cuenta. Eso o que el asesor de los demócratas sea español y del PP, que suelen hacer estas picias los del PP, que también puede ser.
Y también puede ser que Biden, en su día, cuando joven, fuera el candidato más idóneo y ahora sea el gran gurú del partido demócrata a quien nadie se atreve a chistar, y que no quiere irse de este mundo sin probar, acaso por segunda vez, las mieles de la presidencia. Porque en política rige la ambición y, aunque te corten las piernas eres tan ciego que aún pretendes ganar la maratón. O eso, o que hayan pensado en elegir al candidato mejor situado de la élite de prestigio dentro de los mafiosos, prescindiendo de su eficacia en la lucha electoral. Porque “son pequeñeces sin importancia”, como dice su asesor español. Nuevamente aquí se vería al PP y sus ocurrencias y desprecios.
EL TERCER MOTIVO, LA HEMOS CAGADO.
La tercera opción que se me ocurre es que los demócratas lo hayan hecho tan jodidamente mal que no sepan por dónde tirar y quieran dejar el camino libre a la derecha republicana, para que lo arreglen. Que arreglen o que lo jodan. Pero, en principio, que arreglen lo que ellos son incapaces de arreglar. Que durante cuatro años los “repu” les saquen las castañas del fuego. Porque —piensan ellos, de ellos mismos—, que cuatro años más de gobierno demócrata sería contraproducente para América. Y puede que en realidad eso sea así y los demócratas lo hayan hecho tan mal como especulo. O puede ser que no, no conozco la política americana. Pero la única razón de que elijan a Biden como candidato es que quieren dejarse ganar. Si especulo por qué lo hacen quizá llegue a la conclusión de que los propios demócratas quieren tomarse un kitkat de cuatro años y contemplar el paisaje, porque se sienten más cómodos en la oposición tirando piedras y sin responsabilidad alguna. Si no de qué.
EL CUARTO MOTIVO, LA OPOSICIÓN.
Y el cuarto argumento ya lo he adelantado. Porque no se me ocurren más, la verdad. El cuarto es que los demócratas se sientan más cómodos en la oposición, organizando algaradas y molestando a la derecha. Mucho más que en el gobierno. Es más fácil y la izquierda, por regla general, es muy hábil protestando. Tal vez piensen que su lugar natural es la protesta. Protestan tan bien y con tanta convicción que siempre deberían estar en la oposición. Se le da de maravilla. Es una jaula de grillos verdaderamente impertinente. 2025, 2026, 2027 y 2028 dando por saco, semana a semana, mes tras mes, año tras año y hora tras hora es un panorama goloso. Incluso antes de que se produzca la convocatoria electoral.
DICE USTED QUE BIDEN ES CANDIDATO. ¿Y EL APARATO QUE OPINA DE ESTO?
Insisto una vez más: es inconcebible que la organización de un partido, —que por definición, como en todos los partidos, es una mafia y un lodazal de intereses—, haya elegido como candidato a un abuelo porretas sin agilidad mental y con claros síntomas de demencia senil. Más aún en una profesión donde los depredadores luchan a muerte por hacerse un hueco en el poder. Encontrar explicación a esto… no. No debemos dejarlo pasar como una decisión correcta. No tiene lógica. El partido se juega mucho, en puestos y en escaños. No tiene lógica.
Pero, ya ve usted: ninguno de los cuatro motivos me convence. ¿Se les ocurre a ustedes algún otro? A mí no.
Un candidato joven, fuerte, ágil de cabeza y de lengua, con los “zascas” oportunos y las ocurrencias más vistosas, aunque sea un candidato de segunda fila, podría ganar con el meñique al pelirrojo de la oreja partida, que ya, de entrada, entra en el campo de batalla con un desprestigio de base. Renunciar a ganar a Donald Trump cuando los demócratas lo tienen así de fácil y elegir, en cambio, a un candidato perdedor como Biden es darse por vencido de antemano, sin poner un solo medio que garantice el triunfo. Hay que encontrar una explicación a esto.
La política, de cualquier modo, es un misterio y hay un montón de razones y móviles encubiertos que nadie comprende. Lo mismo lo hacen precisamente por eso, para que no se sepa dónde está la bolita con que suelen engañarnos los trileros. Para que los americanos elijan el cubilete incorrecto o el que ellos pretenden, sin que la decisión sea realmente suya.