He intentado conocer quién es el intrigante comisionado del Gobierno Español para el Corredor Atlántico, José Antonio Sebastián, que ha truncado de golpe y sin anestesia todas las esperanzas para que el AVE Madrid-Lisboa esté listo en 2030.
Resulta curioso que este señor Sebastián (que ostenta su cargo desde enero de 2023) dijera, a finales del pasado año en una reunión con los representantes del otro gran corredor español, el Mediterráneo, que sus obras, pretensiones, ideas y futuro habían pasado del 35 al 76% en solo cinco años. Sólo cinco.
Por eso me choca escucharle asegurar en el Foro del Corredor Atlántico del Sudoeste Ibérico –el pasado lunes– que el AVE Madrid-Lisboa estará listo, como mínimo, para el 2035. Se acabó la polémica.
Sigo buscando información sobre José Antonio Sebastián y cada vez me convenzo más que es la única persona que nos ha dicho la cruda realidad a la cara, sin paño caliente alguno ni media verdad complaciente. Es duro, pero es así.
Lo que no alcanzo a entender es cómo los alcaldes de Toledo y Talavera, el consejero de Fomento de la Junta y la Delegada del Gobierno central en Castilla-La Mancha apoyen unánimemente que el AVE llegue cuanto antes, con un claro frente común, para que luego algunos elementos subversivos instalados en la eterna barricada sin sentido sigan fomentando que se arrojen (estos y los otros) los platos a la cabeza.
Es decir, si la cosa está tan clara, sólo cabe agilizar trámites, ayudar cada uno desde su esquina de la mesa para que los acuerdos acorten los plazos. Empujar para que el anhelo se convierta en realidad aunque Sebastián nos cuente que un nuevo puente sobre el río Tajo tarda nueve años en construirse.
El ‘cuán largo me lo fiais, amigo Sancho’ que vociferaba el Quijote en la obra de Cervantes bien pudo ser una de las frases de los dirigentes locales y autonómicos ante el representante del Ministerio de Transporte.
Aun así, prefiero responder al Comisionado con otra célebre oración de la simpar obra del manco de Lepanto, “las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias”. Advertidos quedamos.