El exlibrero acusado de matar al intruso que entró en su casa de campo de La Atalaya, Ciudad Real, en verano de 2021, se ha sentado este lunes en la sala de la Audiencia Provincial para declarar ante un tribunal de jurado. Durante su veredicto, J.M.L. ha asegurado que "prefiere morir defendiendo su casa antes que salir huyendo y dejarla en manos de unos maleantes".
La acusación pide para él 25 años de prisión y la defensa la absolución al considerar que actuó en defensa propia. El octogenario, en libertad provisional desde mayo de 2022, ha declarado ante la sala que llegó a pensar que existía un plan para que abandonara su finca "y que un buen samaritano le ofreciera algo mejor en otro sitio vendiendo la casa a algún precio que le intentase gustar".
"Pienso que me lo hacían aposta, muchas veces yo no veía el beneficio de lo que se estaba haciendo, tenía la sensación de que lo que me hacían era para que yo me fuese", ha recalcado tras contar que sufrió robos durante 40 años y que "la Policía no hacía nada".
Preguntado por la Fiscalía por el día de los hechos, ha explicado que salió por una de las dos puertas de entrada y salida a la vivienda, "con cortinas de tiras". En ese momento "encontró una de las cortinas anudadas y la puerta abierta", lo que le "preocupó".
Acto seguido, en la puerta del cocherón, se encontró con "el sistema de riego hecho papilla". "Me asusté de verdad, pensé que había gente que iba a por mí", ha destacado.
LOS HECHOS. El acusado, propietario de una librería que ya cerró en la capital de Ciudad Real, escuchó un ruido sobre las 2 de la madrugada la noche de la Pandorga en 2021. En ese momento, pensó que estaban robando en su casa y agarró una escopeta de calibre doce.
En el interior de su parcela pudo observar, a una distancia de 15 metros, a una persona que portaba una motosierra apagada y otras herramientas que habría sustraído del cuarto de aperos de la casa de campo.
Al comprobar el acusado que estaba sufriendo un robo, se dirigió donde se encontraba el presunto ladrón para asestarle un disparo en el tórax a una distancia de cinco metros y sin aviso previo "con el ánimo de acabar con la vida" del intruso, tal y como reza en el escrito de la Fiscalía.
Acto seguido, el acusado volvió a efectuar un segundo disparo por la espalda que impactó en la cara posterior del tórax. Ambos disparos, según el escrito del Ministerio Fiscal, causaron al intruso heridas mortales que acabaron con la vida de esta persona que tenía múltiples antecedentes judiciales por robos.
Tras efectuar los dos disparos mortales, el acusado volvió a cargar la escopeta con otros dos cartuchos más y se acercó al lugar donde yacía el cuerpo del presunto ladrón para efectuar un tercer disparo en la misma dirección "sin que conste su resultado lesivo".