El 15 de mayo es una fecha histórica desde que en el año 2011, se produjo el germen de un movimiento sin precedentes. Las imágenes de las plazas llenas en diferentes ciudades dieron la vuelta al mundo y la Puerta del Sol fue el gran símbolo y la chispa que prendió la mecha. Pero las acampadas y asambleas se extendieron rápidamente a toda España y Castilla-La Mancha no fue una excepción.
Diez años después, algunos de sus protagonistas con ADN castellanomanchego recuerdan para Europa Press lo que significó entonces y lo que queda de todo ello en unas semanas marcadas por el adiós de Pablo Iglesias.
En la capital castellanomanchega el escenario principal fue la Plaza de Zocodover. "Teníamos claro es que el modelo de sociedad no funcionaba. El modelo político no era lo que nos habían vendido", señala Helena Galán. En sus recuerdos de aquella plaza destaca el poder a ver a decenas de personas hablando de cualquier causa social. Y destaca la visibilidad que empezaron a tener situaciones como los desahucios.
"A mí me chocaba que hubiera desahucios en Toledo"
Galán, sanitaria de profesión y activista por la sanidad pública, considera que las acampadas del 15-M permitieron conocer lo que se estaba haciendo en diferentes espacios para compartir luchas. "Fue el germen para lo que ha pasado después. Hubo un resurgimiento de las mareas por la sanidad o la educación, sirvió para que la gente se politizara", destaca.
Días después del estallido del 15-M, María Dolores de Cospedal se convirtió en presidenta de la región. Era la primera vez que el PP gobernaba en Castilla-La Mancha, y Galán recuerda unas palabras de la exlíder regional. "Dijo que si queríamos gobernar, teníamos que entrar en política. Y lo hicimos", afirma. Galán participó en Podemos y la pasada legislatura fue concejal en el Ayuntamiento de Toledo.
"NO SE HA APRENDIDO NADA"
Sobre las enseñanzas del movimiento, Galán considera que "no se ha aprendido nada, aunque sea triste decirlo". "Nos dimos cuenta en las instituciones que destruir se hace muy fácil pero construir se tarda más. Fuimos unos incrédulos", afirma. En todo caso señala que "se fraguó una semilla que sigue creciendo". "Demostramos que si nos organizamos podemos, que somos capaces de hacerlo".
Por su parte, para Gonzalo Domínguez las palabras que le vienen a la cabeza sobre el 15-M son "ilusión" y "compañerismo". "Necesitábamos escuchar y hablar. Teníamos una sociedad muy harta y nos sirvió para darnos cuenta de que la política la podíamos hacer gente de la calle", afirma.
Para él, esa parte sí sirvió. "Pero los temas más importantes no se han conseguido, Podemos no ha resuelto los grandes problemas de desequilibrio de poder", destaca. Entre los logros concretos del movimiento apunta a poner encima del debate público asuntos como los desahucios. "A raíz de eso una generación comenzó a participar en movimientos sociales o en política institucional", añade.
Domínguez considera que sí que se ha acabado un ciclo en lo político e institucional pero prefiere no asociar la salida de Pablo Iglesias con ello ni con lo que se aprendió del 15-M. "Vienen tiempos difíciles", apunta respecto a cuestiones como los recortes. "Deberíamos aprender de lo que pasó y centrarnos en lo importante", concluye.