Manuel del Rosal
miércoles 23 de abril de 2014, 10:51h
España ha quedado clasificada en el puesto 21 de los juegos olímpicos de Londres. Delante de ella, países como Italia 8º, Hungría 9º, Kazajistán 12º, Cuba 15º o Irán 17º hablan del fracaso de nuestro deporte. Con mi mayor respeto y admiración a todos aquellos que, mediante su esfuerzo y su mérito, han colgado de su pecho las 17 medallas obtenidas; ésta es mi opinión.
Escribo mientras la brisa del Atlántico me envuelve y me trae olores de albariño y marisco. Hace años esta sociedad desterró el mérito y el esfuerzo, expulsó las deberes y entronizó los derechos . Eso por parte del gobierno de la igualdad, la solidaridad, la tolerancia, el diálogo etc. Por parte de las familias a sus hijos nada se les exigía, nada se les negaba, todo se les consentía. El sistema educativo les decía que esforzarse era una gilipollez ¡con 4 suspensos pasas!. Los jóvenes crecían envueltos en los algodones de todos los derechos y nada de deberes. El esfuerzo y el mérito eran palabras que estuvieron en un tris de desaparecer del diccionario de la RAE. La filosofía social que imperaba en España era la del hedonismo, la de vivir sin esfuerzo, la de creer que los objetivos se alcanzan sólo por desearlos, la de que los méritos son un lastre para la vida de farándula y botellón, la de que esforzarse es de bobos si al final vas a tener lo mismo que el que holgazanea.
He de confesar que no poseo la entidad académica de un sociólogo, que es el que debería explicar si estos años de siesta han influido en el magro medallero de nuestros representantes en los juegos olímpicos de Londres, donde el atletismo – expresión máxima de unos juegos olímpicos - sencillamente no ha existido para los españoles; pero algo me dice que si. Creo que cuando un país olvida que los logros se obtienen mediante el esfuerzo, el mérito, la perseverancia, la dedicación, la voluntad y que, además, no sólo lo olvida, sino que estimula, propicia y acoge a sus ciudadanos a pedir derechos sin cumplir deberes, a no asumir responsabilidades, a vivir de la sinecura, a creer que todo nos llegara porque la Virgen nos lo va a enviar generosamente, a permanecer en la cálida estancia de los subsidios, las subvenciones, los cheques, las ayudas; ese país más pronto que tarde irá a la ruina y no sólo económica. Ruina ha sido el logro de nuestros deportistas en Londres, ruina; por otra parte, absolutamente lógica cuando en España el esfuerzo, la perseverancia y el mérito desaparecieron por orden gubernamental con apoyo de instituciones y familias. ¿Cómo se puede pedir esfuerzo a quienes en la familia, en la escuela, en el trabajo, en la vida cotidiana se les ha educado en la vida muelle sin responsabilidades, con derechos por un tubo y deberes proscritos para que los niños y jóvenes, ¡pobrecitos¡, no sufrieran los avatares de la vida?, esa vida que es la que forja, educa y hace hombres y mujeres. Los años de vino y rosas que hemos vivido en la más absoluta estupidez, no sólo nos ha arruinado económicamente; también han arruinado el carácter a los hombres y mujeres que llegaron a creer que vivir era sestear bajo la sombra de un árbol regado por el Estado, los papás y ahora los sacrificados abuelos. Insisto en que no poseo la formación de quienes podrían explicar desde el punto de vista sociológico este rácano medallero de un país de 45 millones de habitantes, pero no cabe duda que la filosofía de una sociedad modela los caracteres de sus ciudadanos y el concepto vital de los ciudadanos modela la filosofía de un país.
Foro asociado a esta noticia:
Punto limpio
Últimos comentarios de los lectores (2)
243 | Sarita - 04/11/2011 @ 14:25:27 (GMT+1)
Totalmente de acuerdo, estas agencias actuales carecen de total credibilidad y lo que deberíamos hacer es apoyar la creación de nuevas que nos garanticen la calidad de sus opiniones y podamos estar seguros de como estan las cuentas publicas.
242 | nicogred - 04/11/2011 @ 13:07:05 (GMT+1)
El papel de los políticos y de las agencias de rating ha sido muy importante a la hora de llevarnos a esta crisis. No nos olvidemos que las agencias de rating son un monopolio y que los políticos deben poner medidas para que este monopolio se rompa y aumente la competencia en el sector. ¿por qué todavía no lo han hecho?.. es otra de las grandes preguntas sin respuesta.