¡Gracias, Glorioso!

Dejo, por una semana, descansar a la tribu de los ‘bienmpagaos’, ya saben, los Rato y los bocachanclas (autores/as de exabruptos) de la Casta de cualquier signo político, los manipuladores mediáticos del sistema impreso y digital, los viernes de Rajoy, o de Dolores, la puta prima de riesgo y el IBEX, las cuñas radiofónicas y los faldones ‘informativos’ del PP o PSOE (‘La verdad de las reformas’, y Las mentiras de las promesas), BANKIA, el ‘Caso Mangarín’, las manifestaciones contra los recortes, un San Isidro en Talavera que no contempla paseíllo desmonterado en La Caprichosa el día en que Bailaor acabó con Gallito y hasta el cuentacuentos de los telediarios y las tertulias porque hoy toca el Atleti. Que ya lo decía Sabina:
Aquí me pongo a contar
motivos de un sentimiento
que no se puede explicar.

Y eso que no doy el tipo
del hincha que rompe piernas
por defender a su quipo.

Para entender lo que pasa
hay que haber llorado dentro
del Calderón, que es mi casa.

o del Metropolitano,
donde lloraba mi abuelo
con mi papá de la mano.

Lo del miércoles fue para acabar con el cabreo permanente, el personal y de muchos como yo, por la situación de Talavera, Castilla-La Mancha y España.

Qué manera de aguantar, qué manera de crecer, qué manera de sentir, qué manera de soñar, qué manera de aprender, qué manera de sufrir, qué manera de arrollar, qué manera de vencer, qué manera de vivir, qué manera de subir y bajar de las nubes, ¡qué viva mi Atleti de Madrid!
Sí, el Glorioso, el mismo al que mucho merengues había enterrado hace unos meses y con la temporada conclusa ha logrado los mismos títulos que el ‘Mejor Club de Fútbol del Mundo’.

Pero… con el valor de haberlo mostrado a toda Europa.

Ufarte, Kiko, Juninho,
Gárate, Ayala, Pantic, Heredia,
Antic, Levinha, Adelardo, Toni,
Simeone, Grifa, Pereira,
Peiró, Calleja, Ovejero,
Tal y tal y un tal Cabeza,
Zapatones de Hortaleza,
Ben Barek y Caminero,
Paseo de los melancólicos,
Manzanares cuánto te quiero,
que me digan charlatán
ya me tiene sin cuidao,
responde por mí Adrián,
y habla en el campo Falcao.
¡Gracias, por siempre, Glorioso!