La lluvia no pudo con las ganas de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Espina y la imponente talla realizó la solemne procesión del Silencio, una de las más esperadas en Talavera de la Reina.
Se esperaba mal tiempo para la madrugada del Miércoles al Jueves Santo, y las predicciones no fallaron. Pero este contratiempo no fue impedimento para el Cristo de la Espina fuera llevado con devoción por sus cargadores, custodiado por la Guardia Civil y guiado hasta la otra orilla del Tajo por sus cofrades.
Pero a mitad del recorrido, por el 'Puente Viejo', la imagen del Cristo tuvo que ser cubierta para protegerla de la lluvia que hizo acto de presencia.
A pesar de todo, el silencio sepulcral sólo interrumpido por el sonido de las matracas de los cofrades y la tímida corriente de las aguas del Tajo y, con la única iluminación procedente de los cirios que portan cofrades y penitentes acompañaron al Cristo, creando una de las estampas más bellas y esperadas de la Semana Santa talaverana.
Al otro lado del río, en la zona de la ribera, se agolpó gran multitud de fieles enmudecidos. Con paso lento y firme, la advocación de esta cofradía fue recibida por la Banda de Cornetas y Tambores Nuestro Padre Jesús Nazareno, que siguió a la procesión hasta el final del recorrido, la Colegial.
Fotos: Miguel Ángel Pérez